Llega el supervillano de la ciberguerra
El Instituto del Ejército Norteamericano para Asuntos Cibernéticos de la Academia Militar de West Point ha publicado un cómic para concienciar a los cadetes de las ciberamenazas existentes
Jay Robers está ahora mismo matriculado en un instituto de secundaria en Houston. Es el mejor de su clase y eso le abre las puertas para ir a la Academia de Oficiales de Ingenieros. Piensa que a sus padres no les gusta la idea, pero en verano vencerá sus miedos y se lo dirá: quiere ser militar y en septiembre de este año ingresará en la Academia.
En un par de años acabará sus estudios y pedirá ir voluntario a Afganistán. Allí mandará una sección de ingenieros -una veintena de soldados aproximadamente- y liderará un proyecto para construir una carretera en la provincia de Ghazni. A pesar de algún ataque talibán, conseguirá acabar el trabajo en un tiempo récord. Ya de vuelta de su misión, en el mismo avión de regreso, recibirá dos buenas noticias.
La primera, que la compañía estatal MILCON le va a dar un trabajo en su ciudad natal como jefe de seguridad en la construcción de unas infraestructuras. La segunda, que la junta de personal del ejército se ha fijado en él y que en unos meses será evaluado para el ascenso a capitán.
Jay Robers hará el viaje de vuelta con una gran sonrisa dibujada en su rostro. Estamos en 2021 y se siente feliz…. Por desgracia desconoce que no sólo el ejército se ha fijado en él. Una organización terrorista también ha puesto sus ojos en el joven teniente: lo necesitan para sus criminales planes.
Lo primero que harán es hackear su tablet. Mediante noticias falsas que le llegarán a su propio correo, comenzará a sufrir estrés, lo que le va a provocar problemas en el trabajo.
Además, en 2023 suplantarán los teléfonos y cuentas en redes sociales de amigos y familiares para aislarlo cada vez más. “Jay, soy tu tío Larry: no vengas; la tía Dorothy y yo no queremos verte este año en casa por Navidad”. Sus pobres tíos se quedarán esperando con la mesa puesta sin saber por qué su sobrino favorito no quiso visitarlos en Nochebuena.
El estrés y la tristeza harán que no esté centrado en su trabajo y pronto empezarán los accidentes laborales de algunos subordinados suyos. Estos informes llegarán –cómo no- a la junta de evaluación del ejército: ¡ascenso denegado! Llegamos a 2025 y Jay sabe que ya nunca será capitán.
Cada vez estará más recluido en casa. Le dará miedo salir a comer en su cafetería favorita, miedo y vergüenza: siempre que va a pagar con la tarjeta no funciona y lo pasa fatal….
Sólo se sentirá seguro en casa. Se va a pasar horas y horas jugando a videojuegos on-line. “Strike Force” será su mejor distracción: le recuerda sus tiempos de guerra en Afganistán y, además, puede pelear con otros jugadores.
Pronto se hará “amigo” –por internet- de alguien que se ganará su confianza. Pasarán semanas y meses pegando tiros en ese mundo virtual y Jay le abrirá su corazón y sus secretos. Ya habréis imaginado que su compañero de juegos no es más que otro peón de esta partida macabra de ajedrez.
Entre la información que le han robado de su tablet y los secretos que ha confesado a su compañero virtual, los terroristas tienen la información y la tecnología necesaria para dar el golpe con el que llevan soñando desde que lo eligieron: a través de un sofisticado virus engañarán al software que controla los silos de misiles que se encuentran a pocos kilómetros al sur de Houston y en el verano de 2027 cuatro misiles impactarán contra sendos rascacielos.
Todas las pistas del FBI señalarán al pobre Jay. Intentará defenderse, pero en el juicio se harán públicos una serie de comentarios en Twitter que supuestamente publicó el teniente Robers desde su cuenta personal. Llorará y jurará que él jamás escribió eso, pero las pruebas serán abrumadoras y será declarado traidor y encerrado de por vida.
Tengo que confesaros dos cosas.
La primera, ya la suponéis, es que Jay Robers es un personaje de ficción. La segunda es que esta historia no es mía. La vida del teniente Robers la estudian –en forma de cómic- en el Instituto del Ejército Norteamericano para Asuntos Cibernéticos de West Point, centro que se creó en 2012 para anticiparse a las ciberguerras del futuro.
Batman lucha contra el Joker, Superman intenta capturar a “Lex” Luthor y Spideman quiere acabar con el Doctor Octopus.
Y los cadetes de West Point… ¿contra quién deben luchar? Pues el combate que les espera dentro de una década es contra una especie de “doctor muerte” de la ciberguerra. Un tonto útil que permitirá la destrucción de una ciudad a plena luz del día….
¿Dónde estás ahora “doctor muerte”? ¿Dónde estás? Quién sabe, a lo mejor en algún instituto pensando cómo decirle a sus padres que quiere ser militar….
Piénsalo, “joven Robers”: la diferencia entre un héroe o un traidor puede ser, simplemente, elegir una buena contraseña para tu mail.
Yo por si acaso la cambio ya.
* Experto en Seguridad y Geoestrategia