Los citizen "ciudagramos"
Durante años, desde mi infancia, Citizen fue para mí sinónimo de reloj de pulsera bueno. Indicador de que tocaba rezar el rosario (las ocho niños … decía mi abuela exhibiendo reloj y presumiendo de exactitud). Largo, aunque tocaran “gozosos”, esperaba con ilusión el domus aurea y el turris ebúrnea. El federis arca me sonaba raro, pero también evocador tras la tenaz repetición de avemarías.
Mucho más tarde descubrí el glamour que produce dictar o escribir “ … al contrario de lo que se cree, ciudad viene de ciudadano y no al revés …” Antes del danés Jan Gehl o del madrileño José María Ezquiaga.
Los citizen (“ciudagramos” leí en graffiti menor en algún sitio) resultan ahora el huevo de colón. Y los que lideran (dirigen) el partido con este nombre, se están erigiendo en el number one, no sólo de elecciones autonómicosensibles sino también de la repetición incensante de consignas, eslóganes y jaculatorias laicas.
No es de su exclusiva costumbre. Todo el arco parlamentario (expresión casi tan cursi como la de abanico de posibilidades; y a menudo igual de inútil si de ventilar se trata) alardea de responder sin contestar –o de contestar sin responder, que es igual pero no lo mismo- pensado que el ciudadano, el de verdad, no se cosca.
Y vaya si se cosca, vaya si se harta, vaya si no va a llegar el momento en que se propongan rotativos gobiernos de concentración de experimentados administradores de fincas que lo podrían hacer de mil amores. Ellos sí que tienen paciencia y saben negociar y manejar al presidente (de la comunidad) de turno con orden y eficiencia. También los hay –excepcionalmente- que tocan la caja común y los atributos de los comuneros. No me dirán que el símil no funciona.
Con fraudemont en una cárcel alemana que por una letra no se llama “nuevomonstruo” (te collons la coincidencia) y los acusadores profesionales de Compromís acusados de corrupción defendiéndose desde el poder que okupan; con el calificativo de histórico a los cuatro vientos para un roto y un descosido (la goleada a Argentina para Lopetegui, el aumento salarial en la EMT para Ribó, las cifras de pensionistas en la calle para Sánchez, las de aumento final de las pensiones –con permiso del PNV- para Montoro, y la memoria –mucha memoria- para todos, cada uno a su manera) lo que está haciendo historia en esta vieja piel de toro son la indolencia y la insolencia generalizadas.
Alcaldes de noche y botellones, fin de libertad horaria y precio del metro de locales, bronca pública entre Oltra y Soler … els politics a su bola, citizen auténticos a la suya.