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¿Por qué España se la jugó con David Ferrer?

Análisis de las claves del éxito en la Copa Davis: ¿por qué España se la jugó confiando en el alicantino David Ferrer cuando no era su mejor opción?

RFE Tenis

Publicado por
Carlos Botey

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Algunos se llevaron las manos a la cabeza cuando el capitán del equipo español de Copa Davis y, otrora, magnífico jugador de tierra batida, Sergi Bruguera decidió que David Ferrer (Jávea, 1982) disputara el quinto punto en detrimento de un más en forma y con mejor ránking Roberto Bautista. Pero el alicantino nunca defrauda... y menos aún dentro del marco de una competición con la que ha venido desde hace más de una década forjando parte de su leyenda, mediante triunfos tales como los conseguidos frente a hombres del calibre de Roddick; Del Potro; Djokovic o Berdych

Hasta ese momento cumbre, se había llegado siguiendo la eliminatoria unas coordenadas que se podían considerar lógicas: Ferru, a sus 36 años, ya no es capaz de resistir el incontenible empuje de un Sascha Zverev llamado a las más altas cotas, y capacitado para poner el 1-0 a favor de los teutones sin apenas despeinarse, como así acabaría por quedar patente.

A continuación, saltó a la pista Rafa Nadal. Y, como no podía de ser de otra manera, de un plumazo disipó cualquier atisbo de incertidumbre entorno a su estado físico después de, prácticamente, dos meses fuera de la competición; al someter por completo desde el fondo de la pista al veterano Philipp Kohlschreiber, haciendo gala de su inagotable gama de golpes y recursos.

Así pues, los aficionados valencianos - a pesar de la malas condiciones meteorológicas reinantes- habían podido, fundamentalmente, disfrutar del juego de dos magníficos tenistas, a la vez que se frotaban las manos deseosos ya de que llegara el momento - menos de 48 horas más tarde - en que sus caminos convergieran.

El 1-1 dejaba pasó al punto de dobles del sábado; en el cual se vivirían los primeros momentos marcados por el dramatismo, y en los que tan pródiga ha resultado a lo largo de su ya extensa historia esta competición. Feliciano y Marc López no iban a lograr sobrevivir a un mal inicio, y tras el sobreesfuerzo realizado para alcanzar la quinta manga e igualar el duelo, se acabarían encontrando a unos sólidos Struff y Puetz capaces de cerrar por 7-5 en lo que bien podría haber sido la antesala de un desempate taquicárdico. Por lo tanto, el panorama resultaba tan gris tras la consumación del 1-2 en contra para el combinado hispano como el del encapotado día que el cielo valenciano ofrecía.

Pero el sol llegaría para la jornada dominical. Y lo que es, si cabe, aún más importante; Rafa Nadal saltaría al coso taurino dando la medida exacta de lo que es: el mejor jugador de todos los tiempos sobre superficie lenta con una diferencia abismal sobre el resto. Y a fe que el bueno de Zverev lo pudo testificar. El 6-1, 6-4, 6-4 final habla bien a las claras del correctivo que el candidato a sucesor del propio Nadal en el futuro encajó. Y en eso precisamente - una mera candidatura - se quedará su postulación. Rafa nunca tendrá quien le suceda.

El 2-2 en la eliminatoria dejó, definitivamente, paso a uno de esos momentos que únicamente la Copa Davis puede ofrecer dentro del espectro tenístico: dos jugadores veteranos librando una cruenta batalla, en el marco de un encuentro de casi cinco horas que, por momentos, se asemajaba más a una montaña rusa que a otra cosa. Las constantes alternativas registradas no hacían sino redundar en lo incierto de su desenlace final. Y, al final, Ferru conectó un passing de revés cruzado que dejaba el marcador en 7-5 a su favor en el quinto set, para así, según sus palabras, lograr la victoria más épica de su amplísima y, a la vez, tremendamente exitosa carrera.

Algo que quedará marcado en letras de oro dentro del recordatorio de eventos de una Plaza de Toros de Valencia que, por un momento, se convirtió en el escenario idóneo para el desarrollo del concepto de oda deportiva. Poco o nada importaba ya que el cielo se volviera a encapotar.