El Valencia da la cara en el Camp Nou pero acaba pagando su falta de efectivi

El conjunto de Marcelino planteó el choque como si de un intercambio permanente de golpes se tratara. El carril izquierdo de su ofensiva, conformado por Gayá y un renacido en las últimas semanas Gonçalo Guedes, se convertía por momentos en una autopista ante la que la zaga culé no hallaba las respuestas necesarias. Fue así, precisamente, como el propio extremo portugués puso en aprietos a Ter Stegen en dos ocasiones, obligando al magnífico guardameta alemán a realizar sendas intervenciones de mérito.

Pero el Barça tampoco iba a retrasar mucho más la producción que su inmensa artillería ofensiva es capaz de generar. Una gran parada de Neto a disparo cercano de Andrés Iniesta serviría como antesala de un primer tanto que elaboraban, de manera brillante, Coutinho y Luis Suárez tras asistencia milimétrica del brasileño; una de esas que el uruguayo no acostumbra a desaprovechar nunca, y tras la que hacía inútil la estirada de Neto Murara para poner el 1-0 en lo alto del electrónico.

La presión alta que el conjunto dirigido por Marcelino continuaba ejerciendo no era sino la mejor muestra de que el Valencia no se amilanaría tras el golpe recibido. Aspecto táctico que resultaría ser el detonante de la mejor opción de gol che durante el primer acto, al conseguir robar un balón en las inmediaciones del área barcelonista, en el que Ter Stegen sería capaz de enmendar su error previo en la entrega efectuando una sensacional intervención a disparo a bocajarro de Rodrigo Moreno. Las manos del meta formado en Moenchengladbach, unidas a la cruceta de su marco que acabó de repeler el balón impedían que el cuadro valencianista se marchara a los vestuarios con una más que merecida igualada.

El castigo aún resultaría ser mayor en los inicios de la reanudación: Santi Mina lograba habilitar a Rodrigo, en una acción propiciada por el error de Umtiti en la salida de balón, para que, ya con Ter Stegen batido, apareciera de forma milagrosa la pierna de Gerard Piqué, para así evitar, bajo los palos, el tanto del empate.

Acto seguido, Umtiti se pudo resarcir de su fallo previo: un saque de esquina magistralmente botado por Coutinho era rematado de cabeza al primer palo por el central francés, dejando sin efecto la estirada de un Neto que estuvo a punto de rechazar el balón.

A partir de ahí, aparecieron los espacios que la desesperada ofensiva valencianista provocaba. Messi, por fin, dejó su impronta en el encuentro mediante dos acciones marca de la casa: la primera de ellas solventada por Neto después de combinación suya con Andrés Iniesta, y la segunda resuelta con remate propio que saldría lamiendo el palo tras espectacular conducción.

El Valencia quemaba sus naves y Gayá continuaba, por momentos, siendo un atacante más. El lateral profundizaba por su carril izquierdo una y otra vez. En una de sus incursiones, el recién ingresado en el césped Dembelé cometía un inocente penalti que Dani Parejo, no sin dificultades, acertaría a transformar. Pero quizás a cinco minutos del final ya era tarde para colocar el estado de angustia -no sería la primera vez esta semana - en el seno de la parroquia culé. Únicamente Denis Suárez tuvo la posibilidad de hacer variar el marcador en unos minutos finales que resultaron infructuosos; pero que, a su vez, no empañan en absoluta la imagen de un cuadro valencianista que sale del Camp Nou con la sensación de lo que pudo ser y no fue; pero, a la vez, con la convicción de que su buena línea de juego no ha quedado, en absoluto, interrumpida.