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La ciudad no es para mí. Chorizos y butifarra.

"La derecha estupefacta, sobrecogida y desconcertada, de aquí para allá buscando un lugar al sol, no vaya a ser que se acabe a la sombra"

La ciudad no es para mí. Chorizos y butifarra.

Publicado por
JM Felix

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Aunque lugar común, la reiterada analogía con el embutido con pimentón de la Vera o de Murcia, (de Ontinyent o de Requena, en la nostra llengua o en churro) para seguir justificando inacción y pobreza de gestión, es de risa si no resultara más próxima a la tragedia. O lo de “mal de muchos …” que también viene a cuento.

Pero no se alarme el lector, no es mi intención cansarle con un repaso del refranero español, eficiente y exacto, remedio de posverdad, fake y otras chorradas tan propias de la pobreza intelectual y moral por la que atravesamos. Con o sin titulaciones a medias; que la nómina se extiende en ideologías y militancias.

He leído que las “chorizadas” del anterior gobierno ha sido argumento de peso –de romana seguramente- en les Corts a propósito de la machada del hospital de La Ribera.

A poco que nos descuidemos vuelve el merchandising político de las camisetas a los escaños valencianos, para emular el espectáculo de lazos grogs en los escons de Barcelona. Y Tardá lo verá bien, con su nómina tan abultada como hueca su palabrería, a costa de todos los españoles.

Y es que no paran. No paran de estar parados. Paradoja de Zenón, Aquiles y su tortuga, de parvulario, ikastola o escoleta adoctrinadas. La de la flecha en movimiento, para enseñanza obligatoria con o sin abstención práctica de sexo, que es harina de otro cantar.

Los presupuestos sociales sin agotar, los proyectos de inspiración vecinal sin iniciar, el Cabanyal como una bullabesa, que el bollit valencià quedó ya corto. La ciudad patas arriba con la política de brazos caídos de los dirigentes de lo nuevo, que parecen añorar la confortable poltrona de la oposición, aunque los sueldos fueran más magros.

La izquierda más bien calladita, al rebufo de lo que digan las encuestas -o las redes sociales- y a la espera de lo próximo de Dastis. Otro de brazos caídos.

Eso sí, celebrando expulsiones nominales del Monarca de espacios públicos avaladas por escalofriantes cifras poco superiores al uno por ciento del censo madrileño. ¡Ay Carmena, ay Carmena!

Y la derecha estupefacta, sobrecogida y desconcertada, de aquí para allá buscando un lugar al sol, no vaya a ser que se acabe a la sombra. Sin mucho que celebrar, acomplejada por mor de sus propios actos.

La decadencia suele acompañar a la agonía de los imperios. El de la estulticia parece tocar a su fin, por doloroso que resulte el desenlace.

Así que chorizos o butifarra, con o sin mongetes. Botifarra de botifarrer, de más de lo mismo, y de nada de nada. Amerita, al menos, una protesta enérgica del honrado gremio de charcuteros.