Regla de tres: ¿Lluísmi es a Morera como Orengo es a Puig?

El caso de la presunta financiación irregular prescrita o no de PSPV y Bloc alrededor del año 2007 se ha cobrado su primera víctima. Pero la cultura del mestizaje a la que obliga el Botànic hace presumir que haya quien quiera empatar el partido.

La Ejecutiva del Bloc, músculo de Compromís (el cerebro lo pone la Iniciativa de Mónica Oltra) anunció que su investigación interna de casi un mes arroja el resultado de que “no se han podido constatar irregularidades en la financiación de las campañas de 2007 y 2008”, sólo “mala praxis organizativa y contable”. Constatadas o no, existentes o no, esas presuntas irregularidades se llevan por delante en forma de apartamiento “temporal”, con permiso pero sin sueldo, al jefe de gabinete del presidente de Les Corts, la mano derecha de Enric Morera, Lluísmi Campos.

Lo curioso de esta decisión es la excusa con la que se reviste: Campos necesita tiempo para preparar su comparecencia en la comisión del Senado que controla el PP, prevista para el 24 de mayo. Sin embargo, Enric Morera, que tiene que acudir dos semanas antes al mismo foro parlamentario, no se va a coger días para preparar su cita.

José Manuel Orengo también ha de ir. José Manuel Orengo es la mano derecha del presidente de la Generalitat. Una de ellas, si se quiere, pero de las más antiguas, y desde luego una de las que más penurias (también alegrías) ha pasado con el que actualmente es el “primero de los valencianos”. Que también es el máximo responsable -ahora- de los socialistas valencianos. Cuando Puig encontró a Orengo no era así. Ni lo uno ni lo otro. Apostar entonces a un caballo dudosamente ganador acaba por unir mucho. With a little help from my friends.

Los nombres de Campos y Orengo (el socialista por entonces, cuando el origen del caso, era alcalde de Gandía) salen en las informaciones sobre el asunto que nos viene ocupando a los periodistas desde Semana Santa y a los jueces desde mucho antes. Por eso y porque estamos a un año de elecciones Podemos -que también es Botànic- ha pedido sus cabezas. La de Lluísmi ha caído al cesto sin rodar. Tampoco es que Morera esté en gran disposición de presentar resistencias numantinas. ¿La de Orengo?, pues como la de Echávarri: no antes de que sea estrictamente necesario, si es que llega a ser necesario. Puig está en bastante mejor posición para defender a su amigo que Morera al suyo, aunque haya voces en Compromís que aboguen por el intercambio de cromos. Pero claro, el suyo es el del Coyote.