Coaching militar para Oriente Próximo

Al finalizar la Guerra Fría las grandes bases militares de EEUU en Centroeuropa se quedaron casi vacías. Muchas unidades militares se disolvieron y otras volvieron a Norteamérica. Ya no eran necesarias en el viejo continente.

Luego llegó el 11-S y tras derrocar –en parte al menos- al régimen talibán, muchas de estas unidades dejaron de realizar su misión fundamental (combatir) para centrarse en otra de apoyo a las nuevas autoridades afganas (instruir).

Así, no era extraño ver a militares de brigadas de élite entrenando y formando a los reclutas de las incipientes estructuras de seguridad de la República Islámica de Afganistán.

Todo en orden.

Pero, de la noche a la mañana, un terremoto sacudió Europa y las vibraciones del seísmo acaban de llegar a Oriente. Me explicaré.

La anexión de Crimea a Rusia en 2014 hizo temblar a los países de Europa del Este. Se dieron cuenta de lo débiles que eran ante el “oso ruso” y giraron la cabeza en busca de refuerzos.

Miraron en los viejos cuarteles “yankees” de la Guerra Fría en Alemania, Holanda o el norte de Italia y vieron que estaban (casi) vacíos. Pánico.

Ante el riesgo (real o supuesto, que el miedo es libre) de una invasión a otras zonas de Europa oriental, los EEUU idearon un sistema de rotaciones para desplegar en periodos de 9 meses sus brigadas de combate en Centroeuropa.

La solución para salir del paso no está mal, pero claro, pasados ya varios años –y viendo que la cosa va para largo- ya no tiene sentido que EEUU mantenga desplegados en tareas de instrucción a sus soldados de élite, mientras el flanco este de la OTAN está desamparado.

Este movimiento en el tablero estratégico ha precipitado un proyecto que durante varios años dormía en los cajones del Departamento de Estado de los EEUU, porque claro… si mandamos a las brigadas de combate a “combatir” ¿quién va a formar a las fuerzas de seguridad de Afganistán?

El proyecto rescatado y que se acaba de implementar es el de la creación de las ´brigadas de asistencia a las fuerzas de seguridad´, una nueva unidad militar estudiada y diseñada para mejorar el rendimiento de los ejércitos y cuerpos policiales de los países de Oriente Próximo.

¿Cuál es la clave para mejorar este rendimiento? Pues se resume en una palabra: motivación.

Sí, se ha constatado en los últimos años que, más que un problema de falta de instrucción, o de falta de material, o de falta de conocimiento…… lo que realmente le faltaba a los afganos era motivación.

Seguramente un “Ranger” o un “Boina Verde” pueden explicar mejor que nadie cómo disparar con un rifle de precisión, pero si no está formado en técnicas de motivación, no podrá trasmitirle a su compañero afgano por qué es tan importante que aprenda a disparar.

Y para eso se ha creado en la base de “Fort Benning” la Academia de Asesores Militares, cuya misión es convertir en auténticos “coach” a los militares estadounidenses que quieran ser asesores militares en países de Oriente Próximo.

Allí aprenderán cultura afgana, psicología y liderazgo, cómo comunicar de manera efectiva, técnicas de motivación, cómo mejorar la actitud del soldado afgano, cómo resolver conflictos en la organización, cómo trabajar bajo presión y cómo subir la moral de las tropas.

Tras superar el curso, obtendrán la aptitud de “advisor” (asesor) y podrán ser destinados a una de las seis “brigadas de asistencia a las fuerzas de seguridad” que se van a crear en el ejército norteamericano.

En febrero de este año 2018 se ha declarado operativa la primera de ellas y acaba de ser desplegada en Afganistán.

El tiempo dirá si estas seis brigadas de “advisors” son capaces de conseguir lo que las tropas de élite y de combate no pudieron: motivar a un ejército que necesita aprender a luchar, pero que sobre todo necesita saber por qué lo hace.

*Experto en Seguridad y Geoestrategia.