¿Un punto más cerca o dos puntos más lejos de la Champions?

Probablemente si el VAR se utilizara en la Liga Santander a estas horas estaríamos ya empezando a contar precisamente esos fastos, ya que Jaime Latre invalidó, a instancias de su asistente, un tanto a Simone Zaza por inexistente posición incorrecta a falta de 20 minutos.

Pero no sería justo obviar que hasta ese momento pasaron cosas. Pocas, pero pasaron. Es un hecho que el Eibar conoce la manera de plantarle cara a este Valencia - se presentaba con tres victorias consecutivas en sus últimos enfrentamientos -, y no lo es menos que el conjunto che no se encuentra en su mejor dinámica de resultados de la campaña...

La plasmación de todas estas circunstancias anteriores resultó por devenir en un primer tiempo tiempo aburrido - Pedro León gozó a pelota parada de la mejor oportunidad del periodo desbaratada brillantemente por Neto - y en el que Rodrigo Moreno se veía obligado a crearse sus propias acciones de peligro ante la falta de suministro de balones por parte de la medular valencianista que se hacía patente sobre el rectángulo de juego.

Impregnado por la pasión con la que un estadio de Mestalla deseoso de celebración vivía el choque, el Valencia supo encontrar, en cierta medida, la manera de estirarse tras la reanudación.

Y fue así como el arquero visitante Yoel se vio obligado a reclamar su cuota de protagonismo frente a sendos envenenados disparos de Guedes en primera instancia, y Rodrigo después. Los armeros ya no eran capaces de realizar las misma labor de contención al ser sustituidos sus dos mediocentros - Diop y Dani García - por mor del cansancio, circunstancia que amenazaba con convertir los minutos restantes en un acoso y derribo valencianista.

Ante este panorama, Marcelino optó con buen criterio por dar entrada a un Simone Zaza que únicamente fue privado del premio máximo futbolístico por obra y gracia de una decisión errónea de trencilla y asistente, soliviantando así aún más los ánimos de una parroquia che que ya había reclamado - probablemente no sin razón - una pena máxima por derribo sobre Carlos Soler escasos minutos antes.

Durante la recta final, el asedio de los de Marcelino prosiguió, eso sí, con más corazón que cabeza aunque, no por ello, se rebajará la condición de principal protagonista de los últimos 45 minutos a la que Yoel se hizo acreedor.

Con el marcador irremisiblemente invariado tras el pitido final, la Champions puede esperar. Pero, tal vez, mañana el Málaga CF contribuya a sellarla de forma definitiva en Heliópolis.