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Las claves del ascenso del Valencia Basket femenino

Las 6.500 personas que poblaban las gradas de la Fonteta festejaron el triunfo tras un final agónico. Sepa por qué la cosa acabó bien ...

Valenciabasket.com

Publicado por
Carlos Botey

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Un inicio de Fase Final marcado por las dudas:

La derrota de Valencia Basket ante el intratable durante las cuatro jornadas Ensino de Lugo, al contrario de lo que pueda parecer, contribuyó allanar el camino. Y es que el hecho de tener un día desatinado resulta consustancial a una competición en la que se juega día sí día también durante cuatro jornadas seguidas. Y máxime, en un conjunto que venía de encadenar 19 triunfos consecutivos. El día en el que no terminaran de salir las cosas tenía que llegar.

Había margen para la reacción:

Era algo por todos sabido. Y Valencia Basket reaccionó. La victoria por treinta puntos ante el bravísimo Picken Claret - aguantó hasta el descanso -, unida al "paseo" (32 puntos arriba) del sábado ante un Aros León que se ganó el apelativo de conjunto más discreto de los ocho en liza, no redundó sino en el cumplimiento de unos pronósticos que pasaban, indefectiblemente, por la presencia de las taronja que desde la banda dirige Rubén Burgos en la segunda de las finales por el ascenso del domingo.

Día D, Hora H... Y rival joven y sin presión:

Precisamente esta última era la condición que ayer el RC Celta podía esgrimir. Un arma de doble filo a tenor de la tensión - ayer para nada fue una excepción - que este tipo de encuentros acostumbra a deparar. Las gallegas no eran, a priori, un oponente nada sencillo: líderes de sus respectivos grupos tanto en la Fase Final como en la Liga Regular.

Sin embargo sí merecían el calificativo de equipo sin experiencia y relativamente bisoño; sin ir más lejos, una de sus jugadoras franquicia - caso de Raquel Carrera - cuenta con tan sólo 16 años y, eso sí, un futuro esplendoroso a sus espaldas.

Ante tales circunstancias, Valencia Basket - con la lección bien aprendida del primer choque frente al otro contendiente gallego - saltó a la pista con el firme propósito de dejar el encuentro hecho añicos mediante esa sensación de rodillo perfecto que desde mediada la temporada había venido dejando. El 35-18 en el ecuador del segundo cuarto hablaba bien a las claras del desempeño ofensivo y defensivo que el conjunto de Rubén Burgos - comandado magistralmente por el timón de una sensacional Snezana Aleksic - estaba llevando a cabo.

Pero las finales son una sucesión de pequeñas historias. La montenegrina se sentó y el cuadro taronja no sería capaz de encontrar vías que le permitieran mantener el ritmo de anotación. De hecho, ya no lo volvería a recuperar nunca...

A ello también contribuyó decisivamente la gran defensa que el RC Celta efectuaba; negando totalmente la producción valenciana en poste bajo y zonas cercanas al aro mediante dos contra uno por la línea de fondo y basculación del lado débil.

Ya que el momento de partido no era el idóneo para hacerlo de otra manera, Valencia Basket supo contestar con más defensa: la agresividad en la protección del aro en las penetraciones gallegas, unida al hecho de sobremarcar las líneas de pase nos encaminaba hacia un final agónico... y, como no podía ser de otra manera, de tanteador bajo.

El 51-51 parcial a falta de poco más de un minuto para la conclusión no era sino el fiel reflejo de ello. Llegados a este punto, los pequeños detalles decidirían como suele ser habitual en estos casos. Tres errores seguidos del Celta en lanzamientos desde más allá del arco que hubieran colocado - por primera vez en todo el duelo - a las gallegas por delante; y, por otro lado, un rebote ofensivo convertido en dos puntos por Meiya Tirera daban ventaja a Valencia Basket, para que Anna Pocek estirara un puntito más esa diferencia en el marcador (54-51).

Finalmente, el Celta no supo gestionar adecuadamente los ocho segundos restantes en pos de la consecución de un triple que hubiera llevado el encuentro a una más que taquicárdica prórroga, dando así rienda suelta a las celebraciones de una Fonteta absolutamente entregada a su equipo.

Valencia, como cuna del baloncesto femenino español que ha sido durante los últimos 30 años, pedía a gritos volver a tener un equipo en la élite. Lo próximo será ya volver a estar en la disputa de los títulos.