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Germanor europea en el Estadio de La Cerámica

Villarreal 1-Valencia 0.

Archivo. Valenciacf.com

Publicado por
Carlos Botey

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Poco o nada importa que el Valencia sume cinco partidos sin perder o que se le haya vuelto a atragantar el mismo tramo de calendario que en la primera vuelta. La Champions ya es, tres temporadas después, un hecho.

La versión, tan sólida como poco usual, que ofreció a primera hora de la tarde el Athletic de Bilbao en su duelo frente al Betis hizo que se cumpliera la última de las premisas - la estrictamente matemática- necesarias para afirmar que Mestalla volverá a acoger la Champions a partir de septiembre. Los goles de Muniain y Adúriz para el 2-0 final eran más que suficientes para descabalgar de la pelea al Real Betis, a la vez que permitían afrontar con total tranquilidad a los de Marcelino su "clásico" de la Comunitat ante el Villarreal en el Estadio de la Cerámica.

Sin embargo, el juego del Valencia durante la primera media hora no estuvo, para nada, falto de ambición. Dos triangulaciones de primer orden llevaban el peligro al marco que defendía Sergio Asenjo, no pudiendo culminar Parejo el buen centro de Gayá; y salvando posteriormente el propio meta palentino un remate a bocajarro de Rodrigo Moreno. Pero la oportunidad más clara de cuantas disfrutaron los valencianistas en los primeros 45 minutos llegó en forma de mano a mano de Santi Mina, no acertando el punta gallego a culminar frente a la cada vez más agigantada figura de un arquero que bien merecería ser considerado por Lopetegui para ir a Rusia como tercero.

No obstante, el Villarreal no estuvo por la labor de dejarse dominar por mucho más tiempo. Cheryshev y Samu Castillejo aparecían cada vez más - a destacar, una día más, los problemas de Rubén Vezo como falso lateral - con mayor regularidad a la hora de encarar y generar acciones de peligro por las bandas; algo que, por fin, iba a poner a Carlos Bacca en el radar del encuentro, si bien esta vez un inconmensurable Neto se iba a encargar de que el colombiano no facturara en ninguna de sus ocasiones.

El guión no variaría en demasía durante la segunda mitad. El Valencia no era capaz de manejar con criterio la posesión del esférico, pero sí sabía sufrir y replegarse sin ella. Neto volvía a demostrar el por qué de su condición de mejor jugador valencianista de las últimas fechas a través de una gran intervención a remate de Samu Castillejo. El bagaje ofensivo che fue prácticamente nulo dentro de una fase de la contienda en la que ni siquiera los ingresos en el terreno de juego de hombres de ataque como Ferran Torres, Vietto o Pereira ejercerían el efecto deseado.

Precisamente inmiscuidos en ese contexto de asedio amarillo, Mario Gaspar peinaba el balón de la victoria en una acción de estrategia que había sido capaz de botar a la perfección Manu Trigueros a falta de tres minutos. Tenía que ocurrir. No resulta posible disociar cualquier análisis del choque del hecho de que unos sí se jugaban sus objetivos y los otros no. El Villarreal se acerca a la Europa League, mientras que el Valencia ya tenía, desde instantes antes de pitido inicial, su satisfacción ampliamente colmada.