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El Consejo de Europa mantiene a Agramunt al no probar corrupción

Agramunt mantiene sus derechos políticos en el Consejo de Europa tras ser investigado por corrupción. Una comisión, en apretada votación, le limita su representación institucional.

Pedro Agramunt en rueda de prensa en París.

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Las aguas bajan revueltas por la organización paneuropea más antigua del viejo continente. Ayer comparecía Pedro Agramunt en París con un dossier de investigación que demostraba con pruebas fehacientes la implicación de lobbies de Soros (European Stability Initiative, Civic Solidarity Platform y Freedom Files) en la campaña de acoso que sufre desde hace un año por intentar establecer un marco regulatorio que ponga orden en los lobbies que actúan en el Consejo de Europa, como ya se hace desde hace años en el Parlamento Europeo.

Dichos lobbies le acusaban, eso sí, sin pruebas, de corrupción. El hartazgo provocado entre los parlamentarios de tanta manipulación fue tal que de los 39 miembros que componen la Comisión de Reglamento de la Asamblea Parlamentaria, sólo 12 se quedaron a votar, de los cuales 6 (dos ucranianos, tres socialistas (alemán y suizo) y un representante de la extrema derecha islandesa) votaron a favor apoyar alguna sanción menor. Otros cuatro diputados se opusieron frontalmente, y los dos restantes se abstuvieron. Una mayoría ajustadísima y una singular alianza entre el Grupo Socialista y la extrema derecha europea (Pirate Party).

Las intenciones iniciales de acusarlo de corrupción fueron desmontadas, según Agramunt, tras quedar probado durante su comparecencia que las conclusiones presentadas hasta el momento fueron “falsas, parciales y políticamente motivadas desde grupos de presión y lobbys que están también apoyando a Carles Puigdemont en el desafío soberanista”, como también explicó en rueda de prensa. Las sanciones aplicadas finalmente son de tipo testimonial, por supuestamente “haber filtrado un informe” pero nada que ver con las pretensiones iniciales de expulsarlo. De este modo, el senador español conserva su derecho de voto, asistencia, participación e intervención. Queda limitada, no obstante, su representación institucional.

En un comunicado, el senador se mostró satisfecho porque se haya reconocido que no cometió actos de corrupción “pero dolido por el enorme daño causado a mi honor”. Agramunt añade que estudia nuevas acciones legales “contra quienes me acusaron falsamente de actos de corrupción”.

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