Ana Barceló y Carmen Montón, el día y la noche
El presidente Puig respira aliviado con la marcha de Montón y nombra sucesora a una persona dialogante con la que apaciguar al sector sanitario valenciano y llegar a acuerdos con las concesionarias.
No hay un sólo periódico valenciano que no haya escrito alguna vez sobre las perfectamente mejorables relaciones entre Ximo Puig y la que ha sido su consellera más conflictiva, Carmen Montón. Bueno, uno sí. Pero hasta ése empieza a asumir -ahora que se ha ido- que la gestión ideológica de Montón ha sido “contraproducente”.
Puig, tan socialista como Montón pero menos dogmático y más inclinado al diálogo que ella, ha elegido para sustituir a la nueva ministra de Sanidad a alguien como él: con “un tono negociador, dialogante y moderado para evitar conflictos y tensiones en Sanidad”, como publica Información, diario alicantino, provincia de donde proviene Ana Barceló.
Las Provincias explica que Puig se ha visto ante la “disyuntiva de qué tipo de consellera nombrar: si seguir la estela del Gobierno de Pedro Sánchez y dar un golpe de efecto y nombrar a un profesional de relumbrón para la Conselleria de Sanidad, o bien optar por un perfil bajo y designar a alguien que se limitara a hacer bien y discretamente su trabajo sin crear problemas. Y este es por el que se ha decantado”. Hacer “bien” y “discretamente” su trabajo, destaca el rotativo valenciano.
Tampoco Valencia Plaza se separa de esta línea argumental al escribir que “las características de la nueva consellera se distancian mucho de las habilidades de Montón. Fuentes socialistas subrayan que Barceló nunca ha tenido interés en la exposición mediática sino que ha preferido las largas jornadas de trabajo en el despacho. Una circunstancia que agrada en Presidencia (…) En este sentido, de Barceló se espera sobriedad y una gestión sin sobresaltos para lo que resta de la legislatura, además de la garantizada lealtad al presidente que distintos dirigentes socialistas coinciden en atribuirle”. En síntesis: se espera de ella “sobriedad” en la gestión, más “trabajo en el despacho”, menos “exposición mediática”, y “lealtad”.
Levante, citando fuentes de Presidencia, pone en valor de Barceló que es para Puig “persona de su máxima confianza, de carácter dialogante (rasgo importante después de las guerras libradas por Montón), demostrada capacidad de trabajo sin exhibicionismo y «contundencia ética»”. Nada menos: “exhibicionismo” frente a “ética”.
Hasta Eldiario, único incondicional defensor de Montón, empieza recular tras la marcha a Madrid de la política de Burjassot. “En el entorno del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, han visto con muchas reservas el enfrentamiento abierto entre el Gobierno valenciano y Ribera Salud (…) De hecho, no quieren que una situación así se vuelva a repetir (…) favoreciendo la constitución de empresas mixtas al 50% entre la Generalitat y las concesionarias sanitarias (…) defienden a capa y espada en el Palau (donde) consideran que la actitud beligerante de la Conselleria de Sanidad de Montón con Ribera Salud (...) es contraproducente para la imagen de transversalidad y estabilidad que quiere dar el Consell”. Eso sí: la vicepresidenta Mónica Oltra ha negado con posterioridad cualquier cambio que no atienda lo firmado en el Pacte del Botànic.
Y ¿qué líos le deja como herencia envenenada Montón a Barceló y Puig? Pues además de conflictos de todo tipo que tiene soliviantado a medio sector sanitario valenciano y que no parece que sea preciso recordar aquí y ahora, El Mundo apunta otro de grandes proporciones: “por un lado Sanidad debe a Ribera Salud una cantidad total cercana a los 140 millones y por otro le viene exigiendo 105 millones. La pretensión de la consellera era que la concesionaria de hospitales tuviera que asumir una cifra que oscilaría los 245 millones que no podía afrontar (…) La Conselleria de Sanidad dejó de pagar a Ribera Salud incluso pese a que la ley de pago a proveedores del Gobierno valenciano -con fecha del pasado mes de febrero- establece que el periodo medio de pago global a proveedores no superior a los 33 días (…) Por ejemplo, la Conselleria dejó sin cubrir los últimos seis meses de sus pagos mensuales a la concesionaria, mientras que las otras cuatro empresas que también disponen de hospitales público-privados si que recibían sus mensualidades en tiempo y forma”.
Mónica Oltra también
La vicepresidenta del Consell, superado su “perplejidad” e “incredulidad” por haberse enterado del cambio de consellera por los medios y no por el president Puig (“estas cosas pasan”), ha deseado suerte a Montón y ha destacado de su sustituta, Ana Barceló, que todo el mundo -incluidos los demás partidos- coincida en su carácter “concienzudo, trabajador y dialogante”. Dialogante. Conocido es que Oltra tampoco era una fan de Montón.