La ciudad no es para mí. Gobierno de postín
Ha sido ésta la semana del nuevo gobierno del nuevo presidente del nuevo psoe. Del shock de unos, del subidón de otros, del desconcierto de algunos, y de la sorpresa de todos.
Cabe reconocer que el gobierno, en cuanto a sus integrantes procede, lo es de postín en la acepción más digna de las entradas en el diccionario de la RAE: de lujo. En primer lugar por el elevado número de ministras (habrá que pensar si cambiar el nombre a Consejo de Gobierno), garantía de sensatez. También por la cualidad de biografías sin mácula de falsedad ni exageración –apenas alguna imprecisión y algún tuit inoportuno- y, en general, por brillantes trayectorias en gestión de asuntos complejos.
Y un lujo de diseño en equilibrio y armonía de sensibilidades, edades, territorios –con ventajosa situación para esta Comunitat- sobre un fondo de decidido europeísmo y constitucionalidad de texturas más lisas en lo primero, más gruesas en lo segundo. Con matices lingüísticos y elegantes tonalidades.
Precipitado, que no improvisado, por una derivada menor del grave vicio de los corruptos en el entorno pepero, ha necesitado sin embargo del apoyo de otros no menos corruptos. Algunos en el grado supremo de la secesión o el terrorismo. Y ahí les va a doler a los hoy tan flamantes.
Porque otra acepción –menos amable- del término postín en la RAE es la de “presunción afectada o sin fundamento”, con perdón. Porque es lo que muchos tal vez nos estamos preguntando ahora mismo, con el temor razonable de que la ausencia de cimientos dificulta el desarrollo. Y ahí nos va a doler a los dolientes.
Atrapado entre los presupuestos del adversario y las presiones de sus pírricos apoyos, el programa de gobierno –esbozado a penas- debe ser más que esa trilogía hermosa que bascula entre mujeres y Europa al son de modernidad y su aplicación continua.
Vaya, que gobernar no será fácil por más que se esfuerce cada titular de cartera en lo propio. Metas elevadas que trascienden la inequívoca estatura de sus actores exigirán forjar acuerdos y evitar vetos, que los hechos pondrán las palabras a prueba.
Me ha gustado más la apuesta del ministro de la ciencia, claustral de la UPV por causa de honor, por triplicar la inversión en investigación, ambiciosa y optimista, que el réquiem sobre la sanidad española con que la ministra de la salud –a su estilo- nos ha obsequiado innecesariamente.
De postín o de postín, tengan éxito ministras y ministros y, por supuesto, el presidente, en beneficio de los españoles.