La solidaridad pagada con dinero ajeno y con foto es menos solidaridad
No se podía ni se debía dejar abandonadas a su suerte a 629 personas. Pero el oportuno ofrecimiento de Valencia al Gobierno de Pedro Sánchez no deja ver el fondo del bosque
Vaya por delante que la actitud del ministro del Interior italiano poniendo en riesgo 629 vidas humanas me parece propia de un indigente moral, pero la crisis del Aquarius ha puesto en bandeja a Ximo Puig y Joan Ribó aquello que más les gusta, salir en la foto, siempre que la foto la paguen los contribuyentes.
No se podía ni se debía dejar abandonadas a su suerte a 629 personas. Nunca, bajo ningún concepto. Pero el oportuno ofrecimiento de Valencia al Gobierno de Pedro Sánchez y la salva de aplausos que han detonado no deja ver el bosque de fondo.
Y en la espesura de ese bosque aparecen problemas que se afrontan a golpe de improvisación, sin un plan ni un discurso claros.
He echado en falta en estos días una hoja de ruta a nivel nacional. Un plan que prevea qué ocurrirá con estas 629 personas cuando lleguen a Valencia, dónde serán trasladados, en qué condiciones, qué pasará con ellos. ¿Se quedarán todos en la Comunitat Valenciana? La ausencia de respuestas es propia del alcalde Ribó y extensible a Pedro Sánchez.
No ha faltado la solidaridad de municipios y autonomías de España. Pero las políticas de inmigración no pueden ir a golpe de ocurrencia, ni de foto.
Igual que se reclama solidaridad en Europa y que todos los países asuman una cuota similar, debe funcionar en España. Y se debe hacer con criterios objetivos, con transparencia, y sobre todo con medios, porque algunos de los centros de internamiento que hay por España dejan tanto que desear que producen sonrojo.
Buscar el titular fácil y la foto, cuando se paga con el dinero de los demás es fácil. Tan fácil como lamentable. Por eso confío en que Joan Ribó ejerza de alcalde de València y ponga la misma velocidad y empeño en solucionar el problema de las aproximadamente 500 personas sin hogar que hay en la ciudad, según los datos de Homeless Meet Up Valencia o de la Fundación Red de Apoyo a la Integración Sociolaboral (RAIS).
La decisión del Gobierno de Compromís y PSOE de asfixiar económicamente al Banco de Alimentos de la ciudad de València para obligarlo a cerrar en 2016, fue una pincelada de cómo se entiende la solidaridad si no la gestionan y la explotan políticamente nuestros gobernantes.
Las personas sin hogar en la ciudad de València también son vulnerables, porque el 77% de ellas no tiene ningún tipo de ingreso ni prestación pública y el 29% no puede cubrir sus necesidades básicas. No podemos girar la cabeza ante esta realidad, ni dejar que los que nos gobiernan pedaleen a ritmo de ocurrencia.
*Presidente nacional de Contigo Somos Democracia.