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La ciudad no es para mí. Sobreactúa que algo queda

Me pregunto si se desplazará la todavía flamante vicepresidenta con motivo de la próxima avalancha desde Marruecos. En un país donde calumniar ya es costumbre, sobreactúa que algo queda

La ciudad no es para mí. Sobreactúa que algo queda

Publicado por
JM Felix

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Partamos del acierto del nuevo gobierno del nuevo presidente del nuevo psoe, al reaccionar con prontitud y generosidad ante la crítica situación –de facto- de los impelidos pasajeros del Aquarius, inhumanamente abandonados por esa imposible mezcla de agua y aceite que, por voluntad popular, es hoy el gobierno italiano. Qué hubiera hecho el PP (y Rajoy) de seguir gobernando, nunca se sabrá. Más allá de la desafortunada acepción de “coladero” que han utilizado ahora algunos, poco puedo deducir.

Sea como fuere, el gesto honra y nos honra y así lo corroboran las manifestaciones solidarias que discurren desde el corazón de Europa y la presidencia de Francia hasta el último de los municipios españoles, con especial mención de todos los presidentes autonómicos (¿todos? … no recuerdo haberle oído nada al de Catalunya …) y, of course, el molt honorable Ximo Puig.

Ignoro cómo lo han visto en Ceuta o en Melilla con las concertinas –eufemística denominación- instaladas por Zapatero y repuestas por Rajoy a punto de ser limadas. Ni cómo lo ve la señora Oramas, esa laboriosa diputada canaria poderosa propietaria de un solo escaño que gestionó en su momento hasta 40.000 in-migrantes y entre ellos 10.000 menores, en su territorio insular, sin alharaca alguna.

Me pregunto si se desplazará la todavía flamante vicepresidenta con motivo de la próxima avalancha desde Marruecos, al objeto de coordinar un operativo que se repite ya incesante desde tiempos atrás. A Tarifa no lo ha hecho. Y si tanto gesto solidario de pancartas institucionales, voluntarios por doquier y caritativos empresarios no es sino autoimpuesta piadosa penitencia hasta volver a pecar … Si le hacía falta a Ribó citar al dictador en radio nacional hablando de la tragedia del Aquarius.

Por duro y por complejo, este insólito episodio contemporáneo, evidente signo de extendida decadencia en valores humanitarios, amerita una reflexión profunda. Individual primero, colectiva finalmente, alejada del ruido y del espectáculo.

Continuemos con la contundente cesedimisión del efímero ministro de cultura, sin entrar en los motivos de su inicial nombramiento, ni siquiera en los que han provocado tan precipitado final. Otra vez los viejos tuits y los viejos vídeos –vicios públicos, virtudes privadas- han conducido la situación. Haced lo que os digo, no lo que yo hago, predicaba el cura trabucaire de la tradición oral.

No habrá derogación de la reforma laboral y ya se han licitado las obras de la V21. La realidad discurre inexorablemente.

Y hasta ayer mismo “salpicaba” al novísimo ministro Guirao “el caso IVAM” según leímos en portada de un periódico nacional.

En un país donde calumniar ya es costumbre, sobreactúa que algo queda.

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