La ´xarxa´ que está por tejer

Llega el verano, acaba el curso y aquí tenemos de nuevo en los centros escolares esos días en los que entregamos los libros de nuestros hijos para cambiarlos por los del curso siguiente.

Por los pasillos se escuchan murmullos entre los profesores sobre la forma en que se está llevando el tema pero nadie levanta la voz porque da la sensación que criticar la "Xarxa" está mal visto.

Los tutores vuelven a ser los que llevan el peso de la recogida, por supuesto, sin tener ninguna remuneración al respecto. Hablan entre ellos de cómo una vez más son los que tienen que trabajar de manera altruista y asumir la responsabilidad de decidir en qué condiciones se han recibido los libros por parte del alumno.

Los padres ponen cara de buenos, dicen que se han pasado la tarde anterior borrando las anotaciones de sus hijos en los libros para entregarlos en buenas condiciones y es que claro, dependiendo del color asignado al estado de conservación del libro (verde, amarillo o rojo) la ayuda para el siguiente curso podrá verse condicionada.

En los centros que existen AMPAs muy activas se colabora con esta tarea aunque, como suele ocurrir en muchas actividades, la mayorías de las madres y padres que colaboran son sólo los que están en los órganos directivos de la asociación. La labor de este colectivo es muy loable ya que no es fácil decir a la madre o el padre del amigo/a de tu hijo/a que el libro que aporta está en mal estado y que este hecho puede condicionar la calidad del material recibido para el curso siguiente.

Por otro lado tenemos a los padres que entregan los libros en buen estado y que reciben un material que no está a la altura. Suelen ser pocos casos pero ocurre a veces que después de un año cuidando los libros luego les entregan otros rayados y con anotaciones. Esta hecho suele acabar con la salida del niño/a del programa.

Estas cuestiones son las directas que se observan en el centro escolar pero existen otras que atañen a otros sectores relacionados como es el de las editoriales aunque el caso más flagrante es el del pequeño comercio de las librerías.

Cuando hace falta reponer libros el centro escolar está obligado a reponerlos y evidentemente intenta conseguir la oferta más ventajosa. Por no decir nombres para no herir sensibilidades, simplemente diré que ninguna de las librerías de una población de cerca de 20.000 habitantes pudo competir en precio con una gran superficie a la hora de suministrar los libros de texto de un centro de la misma localidad.

Cabe destacar que estos libros suelen ser más de la mitad del volumen de facturación de estos comercios en este aspecto por lo que nos podemos hacen una idea del perjuicio que supuso para ellos.

La Conselleria de Educación dijo en su día que haría campañas de fomento de la lectura para compensar el perjuicio sufrido por las editoriales y las librerías pero es evidente que esas campañas hoy en día son a todas luces insuficientes por no decir casi invisibles.

Y es que las buenas ideas en muchas ocasiones deben madurarse, no es que esté en contra de la ´Xarxa de Llibres´, pero sí que veo que todavía hay bastantes aspectos que corregir. No entraré a fondo en la apropiación del proyecto por parte de la Conselleria de Educación teniendo en cuenta la imposición (sin consulta) a las diputaciones y a los ayuntamientos de asumir el 33% respectivamente del coste total de los cheques que entregaron a los niños y niñas.

En cambio, sí creo que debía haberse tenido en cuenta que, aunque se trató con igualdad a todos los alumnos/as, no se les trató con equidad, se debería haber valorado la situación económica de todos ellos ya que no es lo mismo un alumno que va al instituto con el deportivo de su padre que aquel que no tiene casi ni para comer.

Todo ello me hace pensar que deberíamos hacer un poco de crítica constructiva al respecto para no quedarnos en la autocomplacencia de una buena idea que necesita mejorar determinados aspectos para convertirse realmente en un modelo de éxito.

*Secretario Provincial de Educación de Contigo Somos Democracia.