"Crecemos por la falta de interés de otros partidos en defender a los animales"

El Partido Animalista Contra el Maltrato Animal (PACMA) obtuvo 19.559 votos en las elecciones autonómicas de 2015. Se convirtió en la octava formación con más respaldo tras las cinco que entraron en Les Corts y de dos entonces consolidadas como EU y UPyD. Un año después, en las generales de 2016, subió el apoyo en la Comunidad Valenciana hasta los 32.498 votos y ya quedó quinta. En 2019 puede llegar su eclosión, con eurodiputado incluido. Raquel Aguilar coordina PACMA en la provincia de Valencia

El sociólogo Narciso Michavila, en una reciente intervención en la UCV que recoge EsdiarioCV, explicaba el crecimiento de PACMA -a quien pronostica eurodiputado en 2019- por el descenso de la natalidad y la adopción, por parte de muchas familias, de animales para ocupar ese rol de hijos. ¿Comparte esa opinión?

Desde luego, la sociedad ha evolucionado con modelos de familia diferentes, que incluyen en el círculo de consideración de las personas a animales no humanos. Ese animal es alguien más de la familia. Yo, a mis gatos, no los considero hijos, aunque si nos fijamos en la responsabilidad que adquirimos con ellos desde cierto punto de vista sí que podría percibirse de ese modo.

¿Y cree que el voto creciente a PACMA se debe a esa sustitución?

Creo que el voto a PACMA se produce, sobre todo, por la falta de interés de otros partidos en proteger a los animales y en eliminar la tauromaquia. Ninguno le da la puntilla. Nuestra formación, en principio, se denominaba Partido Antitaurino Contra el Maltrato Animal, aunque, posteriormente, cambiamos el significado de la primera ´a´ de PACMA porque no somos únicamente antitaurinos.

¿Prefieren hablar de mascota o de animal de compañía?

De animales que son considerados de compañía. No me gusta decir mascota, porque cosifica.

¿Y ese incremento de respaldo social, va acompañado también de una mayor implicación, por parte de más personas, en la defensa de los animales?

La clave, desde luego, consiste en que la gente se posicione abiertamente. Antes decías que te gustan los animales, o que tienes varios gatos, y te veían como una loca de los animales. Ahora ya se habla con normalidad. Mucha gente tiene, además de perros o gatos, hurones, conejos, cerdos vietnamitas… va por modas. En mi caso, convivo con dos gatos. Ambos estaban en la calle. Los recogí porque no podía consentir que se quedaran allí.

El programa de su partido se centra en esa defensa animal. No obstante, para gobernar hace falta abarcar muchas más áreas y ustedes aspiran a obtener representación. ¿Qué proponen en economía o en educación, por ejemplo?

Nuestro programa tiene tres patas: la defensa de los animales, que nos diferencia de los demás partidos; la defensa del medio ambiente, que es nuestro hogar; y la justicia social, que incluye una apuesta por la educación pública, pensiones dignas, energía renovable…

Somos un partido diferente. Mientras, otros han hablado de casta y cuando han llegado a gobernar lo han hecho más o menos igual que sus predecesores. Para PACMA resulta primordial aplicar la justicia social.

En esta última faceta, ¿coinciden con la denominada Economía del Bien Común, o con Pobreza Zero, o incluso con otras formaciones que sí han obtenido representación?

Somos un partido diferente, no al uso. Mientras, otros han hablado de casta y cuando han llegado a gobernar lo han hecho más o menos igual que sus predecesores. Para PACMA resulta primordial aplicar la justicia social. Ningún partido se posiciona contra el maltrato animal. En algunos casos se limitan a lanzar alguna expresión del tipo de que está de acuerdo si el animal no sufre.

Aunque sean extraparlamentarios, pueden trasladar a otros partidos sus propuestas animalistas para debatirlas en el Congreso o en Les Corts Valencianes, por ejemplo. ¿Les escuchan?

Pues nos resulta muy complicado. Hemos reclamado sacrificio cero o el fin de espectáculos en los que sacrifiquen animales. La última ministra de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, ni nos recibió. En Les Corts entregamos más de 73.000 firmas para pedir eque terminen los bous al carrer, ya con el Consell del Botànic, y ni nos llamó Enric Morera, el presidente de la cámara valenciana. También presentamos una modificación del reglamento que permite encierros de animales embolados. Nos reunimos con el director general de la Agencia de Seguridad, José María Ángel, y lo único que han cambiado es quitar la figura del veterinario, con lo que han empeorado incluso ese reglamento. Insisto, ningún partido con representación parlamentaria se posiciona contra el maltrato animal.

En la ciudad de Valencia el actual gobierno dispone de una concejalía de Bienestar Animal. ¿Les parece útil?

Se trata de postureo. El Ayuntamiento de Paterna, por ejemplo, con doce veces menos de presupuesto, destina más dinero al Plan de Esterilización Felina que Valencia, que cuenta con 12.000 gatos en sus calles. La protectora continúa sobresaturada. Deja mucho que desear la protección animal, lo cual llama más la atención precisamente porque existe una concejalía específica.

En este panorama, ¿cómo sitúa a la Comunidad Valenciana en el mapa de España en cuanto a protección animal?

Estamos a la cabeza del maltrato. No nos privamos de corridas de toros, bous al carrer, tiro i arrastre, ratas en El Puig, colombicultura…En esta última se desconoce que sueltan hasta 90 palomos que picotean a una paloma inmovilizada en una caja. Se podría equipar a una violación masiva. A todo esto habría que sumar caza, pesca…

Explica que los demás partidos no escuchan ni tramitan sus propuestas, con lo que les quitan trascendencia y visibilidad. Tampoco disponen de representación municipal, autonómica o nacional. Pese a ello, PACMA sigue creciendo en votos ¿Cómo convencen con su mensaje?

Acudimos a todas las ferias animalistas que podemos, que cada vez son más, lo que demuestra la preocupación por los animales, y en especial por los animales abandonados. Hacemos constantemente campañas informativas, repartimos folletos en lugares céntricos, en las playas. Nos movemos en redes sociales.