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El aeropuerto de Sánchez

El presidente del Gobierno no ha tenido el más mínimo empacho en hacer uso del mismísimo aeropuerto de Castellón, otrora tan denostado, para llegar en un avión oficial con su esposa al FIB.

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Castellón tiene aeropuerto. Sus promotores tuvieron que superar y vencer muchas incomprensiones, obstáculos, burlas y boicoteos antes de ver aterrizar en sus pistas un avión comercial. Una vez conseguido el primer aterrizaje, el del estreno, se quedó en barbecho y aún tuvo que esperar años y años hasta conseguir que comenzase a ser operativo. Castellón, capital y provincia, llevaban años reclamando su derecho a que desapareciese la anomalía, que otra cosa no era, de ser la única capital y provincia costera y española de esta parte del Mediterráneo que no contase con aeropuerto propio.

La necesidad de contar con comunicación rápida con la capital de España llevó a un grupo de empresarios castellonenses, a principios de los años ochenta, a poner en marcha un enlace aéreo con Madrid por medio de un avión bimotor que volaba desde el aeródromo deportivo que existe en Castellón. El vuelo costaba 25.000 pesetas, que era una verdadera pasta para la época, razón por la que al poco tiempo dejó de prestarse el servicio.

Romper el aislamiento de Castellón por el aire fue un empeño en el que se implicó el que fue presidente del PP de Castellón, Carlos Fabra. Y Carlos Fabra, haciendo frente a incomprensiones, obstáculos, burlas y boicoteos hizo realidad el aeropuerto. Sí, el del abuelito, como él mismo lo bautizó, lo que le valió no pocos chistes, chanzas y chirigotas, pero el caso es que Castellón tuvo su aeropuerto.

El Partido Socialista del País Valenciano-PSOE fue uno de los grupos políticos que con mayor acritud se manifestó en contra de la construcción del aeropuerto de Castellón, al que incluyó en la larga lista de obras faraónicas que se levantaron en la Comunidad Valenciana durante el largo mandato, más de veinte años del Partido Popular.

Y ahora, quién lo diría, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no ha tenido el más mínimo empacho en hacer uso del mismísimo aeropuerto de Castellón, otrora tan denostado, para llegar en un avión oficial hasta el festival de Benicasim, acompañado de su esposa. Para ver en directo a The Killers, un grupo americano del que es fan. Lo de reunirse con el presidente valenciano, Ximo Puig, para hablar de la infrafinanciación de la Comunidad Valenciana, no pasado de ser la excusa perfecta para maquillar la verdadera razón de su desplazamiento. Manda huevos que el secretario general del PSOE y presidente del Gobierno no haya tenido ningún repelús por aterrizar en el aeropuerto de Castellón.