No digáis que tiene audiencia, decid que tiene anunciantes
Sálvame está en antena porque tiene muchos anunciantes, porque hay mucha pasta que entra cada día del bolsillo de muchas marcas de alimentación, de hogar y de productos de gran consumo.
Después de que la Comisión Nacional de Mercados de la Competencia (CNMC) le metiese a Sálvame más de un millón de euros de multa por pasarse -presuntamente- por el forro los rombos del horario infantil y el programa recurriese de inmediato la sanción, la vida sigue igual. En resumidas cuentas, ande yo caliente... ríase la comisión.
Dice la CNMC que el programa emitió en enero “contenidos perjudiciales para el desarrollo físico,
mental o moral de los menores de edad”. Pero no pasa nada, mientras haya anunciantes, hay pasta
para pagar las vejaciones, los rebuznos y otros pormenores del entretenimiento televisivo.
¿Son los anunciantes conscientes de su implicación y complicidad en los contenidos de los programas que sufragan?
“Como tiene audiencia, hacen el circo cada tarde...” dicen por ahí. No señor. Como tiene audiencia,
tiene anunciantes y como éstos corren con la fiesta, ellos se insultan que para eso les pagan.
¿El fin justifica el contenido? Porque las cuentas están muy claras: encontrar un espacio publicitario
diario con una audiencia de casi un millón y medio de personas, como la de Sálvame Naranja, es una
entelequia.
Los planificadores publicitarios de las grandes cuentas saben bien que el programa, la cadena y la
franja, son favorecedoras del target al que se han comprometido con las empresas a impactar cada día con una inversión X. El problema viene cuando despejamos esa X y nos encontramos con la cruda realidad que es que, por pasta, por las ventas y en definitiva por cazar a esa audiencia, somos capacesde lo peor.
Así que dejad de decir eso de que “Sálvame sigue en antena porque tiene mucha audiencia” o “porque hay gente que cada tarde lo ve”. Sálvame está en antena porque tiene muchos anunciantes, porque hay mucha pasta que entra cada día del bolsillo de muchas marcas de alimentación, de hogar y de productos de gran consumo.
La pregunta es... ¿son los anunciantes conscientes de su implicación y complicidad en los contenidos de los programas que sufragan? ¿son conscientes de su mecenazgo? Lo digo porque igual deberíamos de revisarnos qué productos consumimos y si lo debemos de seguir haciendo -valga esta reflexión para cualquier espacio de nuestra televisión-. Ya hemos vivido algún boicot a marcas que se posicionan en asuntos políticos. No descartemos el del audiovisual.