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La Generalitat recibe 5.000 firmas contra el abandono a los niños autistas

Montón trasladó la atención del autismo desde Neuropediatría hasta las Unidades de Salud Mental Infantil, sin transición, y sin expertos en la materia, lo que ha paralizado los diagnósticos.

Carmen Montón

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Pilar Tamayo

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“Quien más necesita del gobierno son los colectivos más vulnerables, y ése es el primer eje del pacto del Botànic: rescatar personas”. Son las palabras que pronunció en 2015 la vicepresidenta del Consell y consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas, Mónica Oltra, y que hoy reciben una fuerte contestación. Sobre su mesa y la de sus compañeros de gabinete de Sanidad, Ana Barceló, y Educación, Vicent Marzà, 5.000 firmas de los padres de niños con Trastorno de Espectro Autista (TEA).

“Nos sentimos abandonados por la administración autonómica, cuyas actuaciones están provocando un retroceso cualitativo y cuantitativo en la atención que reciben nuestros hijos, que alcanza el nivel de lesión en sus derechos constitucionales y que vulnera la Convención de Derechos de Personas con Discapacidad de la ONU de 2006”.

Demoledora conclusión a la que se llega desde una doble vía. Los diagnósticos están bloqueados y la lista de espera para recibir el tratamiento adecuado, que debe arrancar antes de los 3 años, supera los 800 menores.

La Generalitat Valenciana no está diagnosticando a ningún menor con autismo, denuncia Alejandro Amblar, de la Plataforma TEA. Desde 2005 a 2015, el gobierno popular diseñó un sistema de diagnóstico basado en la colaboración público-privada, que anuló la entonces consellera Carmen Montón en cuanto se produjo el cambio político. Hasta entonces, los neuropediatras de la Conselleria de Sanitat derivaban a los menores a centros privados con psicólogos especialistas en autismo para ser diagnosticados. Y no es un asunto menor: el diagnóstico es imprescindible para acreditar una discapacidad, beneficiarse de las ayudas de dependencia e integrar las unidades escolares de comunicación y lenguaje desde los 3 años.

Montón, actual ministra de Sanidad, trasladó la atención del autismo desde Neuropediatría hasta las Unidades de Salud Mental Infantil, sin transición, y sin expertos en la materia, lo que ha paralizado por completo los diagnósticos.

Lo que pide, por tanto, la Plataforma TEA con sus 5.000 apoyos es retomar la atención neurológica y garantizar los diagnósticos.

La otra piedra angular que provoca su sensación de abandono es la estimulación precoz, también bloqueada: “Cuanto antes se empiece a trabajar con el niño, más independencia ganará”, explica Amblar. Hasta 2015, y con la valoración psicológica en mano, los neuropediatras derivaban a centros privados a los pequeños para recibir una terapia individual hasta los seis años de entre 8 y 20 horas mensuales, dependiendo del grado del trastorno y siempre con cargo a la Generalitat. Con la llegada del Botànic, desaparece todo el vínculo concertado. Estas sesiones se desarrollan actualmente en los centros de atención temprana dependientes de Mónica Oltra “con personal generalista y sin cualificación”, denuncia la Plataforma TEA. A más a más, se pasa de las 20 horas mensuales anteriores a las 6 actuales con 800 niños en lista de espera.

La estimulación es básica, expone Alejandro Amblar, para garantizar la comunicación de los afectados por autismo, que en muchos casos sólo señalan; fomentar el contacto ocular y aumentar su sensibilidad táctil, en el uso, por ejemplo, de los cubiertos que garantice su autonomía personal.

El autismo afecta en la Comunitat Valenciana a un bebé cada 65 nacimientos, es decir, aproximadamente 600 al año.

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