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Rodríguez vuelve a la alcaldía de Ontinyent: coherencia y política

Jorge Rodríguez ha vuelto a la alcaldía de Ontinyent tras su dimisión como presidente de la Diputación de Valencia. Esta semana acudió su predecesor Toni Gaspar a rendirle pleitesía.

Jorge Rodríguez y Toni Gaspar en Ontinyent.

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La coherencia, actitud lógica y consecuente con los principios que se profesan, según definición que aparece en el diccionario de la RAE, está reñida en muchas, muchísimas, ocasiones con la gestión política. Hacer una enumeración de los casos en los que se ha producido una colisión entre ambas llenaría la columna entera y alguna página más. Alguno de esos casos nos pilla más cerca y a él quiero referirme. La incoherencia mostrada por el PSPV-PSOE respecto a Jorge Rodríguez es de libro. Paradigmática. Me explicaré. Compárese la laxitud con que la dirección del socialismo valenciano trató el caso del alcalde de Alicante, de nombre Gabriel Echávarri, al que no se le obligó a presentar su dimisión hasta en tanto no se anunció la apertura del juicio oral en su contra. A las exigencias que desde la oposición municipal alicantina se le hacían para que dimitiese, respondía Echávarri con una rotunda negativa, lo más parecido a una pedorreta. Igual contestación obtenían los periodistas, tertulianos y columnistas que le pedían que dejase el cargo. Su obstinación parecía hija de un sms modelo Bárcenas: “Gabriel, se fuerte”, de desconocido remitente. Y resistió cuanto pudo, hasta que llegó el aviso de que su presunta prevaricación ya tenía fecha en el calendario judicial. Porque ese era, según la dirección socialista, el plazo límite para dimitir.

A Rodríguez se le retiró la militancia del PSPV sin margen de tiempo ni audiencia previa a tan drástica resolución.

Compárese la pachorra puesta de manifiesto por la dirección socialista con el caso Echávarri, con el desasosiego, prisas y urgencias exhibidas por los mandamases del PSPV (y algún que otro comisario político de la meseta) con respecto al alcalde de Ontinyent. Dos varas de medir de muy distinta longitud y flexibilidad. Que también parece que han adoptado para hacer sus particulares mediciones algunos medios de comunicación del cap i casal, si de hablar de Jorge Rodríguez se trata. No faltan comentaristas y tertulianos que peroran y pontifican sobre si la reasunción de la alcaldía de Ontinyent por Jorge Rodríguez perjudica o no al PSPV-PSOE. Y lo comentan con exhibición de la que puede ser una interesada amnesia, dado que Jorge Rodríguez ya no es militante del PSOE porque con inaudito y hasta ahora desconocido galope, se le retiró la militancia sin margen de tiempo ni audiencia previa a tan drástica resolución. Conviene recalcar estas circunstancias para quienes lo ignoran y que ahora exhiben un desconocimiento tan interesado.

Conseguido el objetivo de ver a Jorge Rodríguez fuera de la Presidencia de la Diputación de Valencia, parecía que se conformaban con tan contundente desahucio. Pero no. También debía dejar la alcaldía de Ontinyent en la que ahora, por ensalmo, y no antes, todos parecen interesados en saber, opinar y meter baza. Por eso, cuando han sabido esos medios que la volvía a ocupar su titular Jorge Rodríguez Gramaje, han montado en cólera. Si, al menos, se documentasen más y mejor, evitarían que se les viese el cartón de su alopecia informativa y opinante.

Frente al reproche que se le hace a Jorge Rodríguez, de haber vuelto a la alcaldía, cuando todavía sigue siendo secreto el sumario, convendrá poner de manifiesto otra la falta de coherencia que, como ahora se verá, no afecta sólo a la clase política sino también al poder judicial. Dijo el juez que lleva el caso, en el auto en el que decretaba la libertad provisional de Jorge Rodríguez y los demás con él detenidos, que tomaba tal resolución porque no existía riesgo de destrucción de pruebas. Hace unos pocos días el mismo juez respondía, denegándola, que no había lugar al levantamiento del secreto del sumario por el riesgo de destrucción de pruebas que ello podría suponer. ¿Coherencia decía? Agárrenme esa mosca por el rabo.