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La ciudad no es para mí. Y yo con estos pelos

El autor repasa en este artículo los temas candentes que hacen más que inestable el plano de la realidad nacional.

Felipe VI con el presidente del Parlament balear

Publicado por
JM Felix

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Resulta preocupante leer buena parte de los artículos de opinión que estos días convulsos pueblan diarios de todo signo. Más preocupantes son las noticias que sirven de base para ello. Unidad de España (el independentismo es una simple herramienta que se podría inutilizar), migración ilegal (de razonable gestión si se abordara sin hipocresía ni complejos), calentamiento callejero (a enfriar con el concurso de la ley), oportunismo político (que se me antoja redundancia) y economía (salvo apara el jeta de Torra) son ahora mismo cinco patas que hacen más que inestable el plano de la realidad nacional. Y el comandante en jefe tan pancho a punto de tomar posesión de Doñana.

Pero como estamos en agosto, un buen amigo me ha sugerido que escriba sobre el peinado de los protagonistas. Veremos lo que vale un peine.

Aseados y curiosos los líderes de PP, PSOE y CDS, casi clónicos en la cosa (descubra querido lector las sutiles diferencias) contrastan con el desaliño sobreactuado del podemita (“el coletas” en extendida versión coloquial que no desagrada a su propietario). Para soltura, la del melenas presidente parlamentario balear visitando al monarca de esa guisa antes de tomar sus vacaciones anunciadas. Soportarle a diario debe ser ejercicio de masoquismo hardcore.

Adiós a la melenita discreta y cuidada de Rajoy, Méndez de Vigo o Montoro. Pija en exceso para los tiempos de populismo que cursan.

La de beatle (recuérdese traducción literal de beetle) del gran farsante –fraudemont- vuelve a crecer enriquecida con tónicos de milagrosa eficacia made in Germany. Aunque hay quien cree –y yo con ellos- que a la larga no darán resultado y se le acabará cayendo el pelo.

Desconozco el mejunje capilar ofrecido en Lledoners a ese hombre de bien, profundamente religioso, que como el arzobispo Amalric –una especie de Setién histórico- debe confiar en que la justicia divina ya sabrá distinguir más tarde. Las nefastas consecuencias de su torpeza garantizan tratamiento a la sombra. Tal vez cuando esté tan escaso –aunque nunca tan poderoso- como el sinvergüenza de Pujol, tenga su propio homenaje a la manera del de mayo pasado, ahora muy difundido en las redes. (Si el dióxido de carbono, récord de los últimos 800.000 años, no nos deja antes a todos calvos)

De las chicas no voy a decir ni mu, que no está el horno pa bollos (los cubanos ya me entienden). Educado como fui por mi madre en un respeto absoluto por la mujer –etiqueta, por cierto, de la cultura cristiana- así lo he transmitido a mis nietos, sin necesidad de me too, que me malicio persigue intereses menos confesables.

Pues así está el patio, amigos. Y nosotros con estos pelos, pero ni uno de tontos.

  1. Sobre el master chef Tezanos, más adelante.
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