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El Levante recibe una cura de humildad en el estreno de la temporada en Orriols

Levante UD 1 - RC Celta 2. En un choque irregular por su parte, los granotas no logran sobrevivir al recital del danés del Celta Pione Sisto

Oier no pudo parar a Maxi Gómez

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El Levante recibe una cura de humildad en el estreno de la temporada en Orriols

Levante UD 1- RC Celta 2. En un choque irregular por su parte, los granotas no logran sobrevivir al recital del danés del Celta Pione Sisto.

Paco Lopez aún desconocía, desde su llegada al banquillo de Orriols, lo que es empezar a remolque. Sin embargo, Pione Sisto sí sabía lo que era decantar con su gol un duelo ente ambos contendientes en Orriols. Ya tuvo la oportunidad de hacerlo el pasado mes de enero.

En esta ocasión, aquella actuación personal la iba a dejar en nada el extremo danés; quien ya a los 10 minutos había dejado atrás a Morales después de una perfecta maniobra y batido sin remisión a Oier mediante un potente derechazo a la escuadra casi sin ángulo.

El levante, aunque acusó el golpe, pudo rehacerse se rehízo. Roger estuvo a punto de marcar, pero picó demasiado su testarazo al borde del área pequeña. Bardhi le secundaba con hasta tres remates en las inmediaciones celtiñas, si bien unas veces uno de los defensores se interponía, o en otras salía el cuero ligeramente desviado.

No obstante, ante un panorama algo más complicado, el referente vigués era consciente de que debía aparecer. Y hoy éste no era, ni de lejos, el internacional Iago Aspas. Otra vez Sisto participaba, en esta oportunidad bajando a recibir el balón y, acto seguido, colocándolo en profundidad y en franquía para que el uruguayo Maxi Gómez mostrara sus elevadas prestaciones goleadores frente al, en la noche de hoy, algo inseguro Oier.

Los siguientes síntomas positivos para el Levante UD no llegarían ya hasta la reanudación. Y vendrían propiciados, en cierta medida, por la sustitución del bosnio Sanjin Prcic por el, hasta ese instante, desubicado Doukouré. El mediocentro balcánico se tornó en capaz de dar el sentido al juego que hasta entonces el once dirigido por Paco López no estaba hallando.

Roger Martí, para desgracia de la parroquia granota, corroboró primero que no era éste su día de cara a gol al mandar por encima del travesaño un pase de la muerte de Morales. Tampoco pudo minutos después batir a Sergio Álvarez por medio de un remate excesivamente centrado que envió a córner el guardameta visitante.

El Levante necesitaba un revulsivo ya a la desesperada – poco antes se había librado del 0-3 en un lanzamiento de falta de Sisto a la madera-, rol que cumplió a la perfección Raphael Dwamena. Suyos fueron el desmarque y el quiebro sobre Sergio que dieron origen a la acción del penalti transformado por Morales – le permite continuar peleando el Pichichi – a falta de 12 minutos. El motivo por el cual dicha jugada no supuso la expulsión del meta vigués únicamente lo conoce el nefasto colegiado canario Hernández Hérnandez.

Sin embargo, de justicia es resalta que el Celta de Vigo contó con la habilidad de llegar mucho más entero a este tramo final; y, pese a lo corto del tanteador, consiguió, no sólo alejar cualquier tipo de atisbo de asedio levantinista sobre su marco, sino que fue el delantero marroquí ingresado en el césped de refresco Sofiane Boufal quien gozó de las mejores opciones de ampliar la victoria gallega.

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