La ciudad no es para mí. Payasadas de(l) Gobierno
Siempre pienso qué habrá hecho un gremio tan respetable y necesario como lo es el de los cómicos para merecer la comparación habitual, y el uso del sustantivo o del adjetivo ... de cualquiera de sus derivados, con las cagadas de los políticos.
Sé de un fulano que ha intentado -sin éxito- inscribirse en ese efímero Sindicato de Trabajadoras Sexuales, de cuya aprobación daba cuenta el BOE del pasado día cuatro. Ignoro si lo pretendía incentivado por tan ocurrente y feliz iniciativa gubernamental o si reivindicativo en la denuncia de lo excluyente en la denominación oficial que, en apariencia rechaza al género masculino y, para más INRI la cartografía LGTB en su totalidad.
Sea como fuere, manda huevos que diría aquel con la manera de excusarse de la Ministra del Ramo. Con el símil deportivo y sin disculparse con Egea (que la herida todavía sangra). Habrá que ver los Informes ... y los informantes.
Flaco favor a la política real de respeto y cariño por la mujer, y a la necesaria defensa de la igualdad social, laboral y económica; a la cultura en favor de las mujeres, feminista si lo prefieren, con semejante mamarrachada.
Que nos lo explique, mejor, a los españoles nuestro viajero prime minister, todo sentimiento, como ya le pasó en su lactante tierna infancia al conocer la muerte -juraría que ignoró el suicidio- de Salvador Allende y resultar abducido de inmediato por el imaginario socialista en forma de sonajero.
He visto en redes sociales de la derecha (cuidadín con el plural guerracivilista) quién dice que se necesita ser gilipollas para hacer comentario semejante. Y yo discrepo: los gilipollas somos nosotros. Y así él lo cree y lo ejecuta. Sin cortarse ni un pelo.
Y que lo haga con semejante contundencia e idéntica “determinación” a la expresada en el caso Llarena -si se me admite la frivolidad con todo lo que está en juego- al deshacer el intencionado enredo formado por la Ministra de la Cosa.
Esta vez la payasada tiene un puntito gore. O killer, ya saben: payasos asesinos. Y perdón por recordar lo del Falcon a Benicassim, que es secreto de Estado. Como si el Estado tuviera ya secretos que no indicara difundir y tratar en beneficio propio de la mano de Rosa María Mateo.
A Grande Marlaska algo parece que se le ha hinchado en relación con los saltos violentos de la valla con el sur -“concertinas”, se las trae el nombrecito- y espero que no se desinfle ante los mossos y los flácidos lazos de los derrotados. En este negociado no cabe payasada de ningún género.
Un par de cagadas más y será una colitis en toda regla. La madre de todas las colitis, famosa diarrea mental. (Perdón otra vez por lo escatológico). Pero ya puestos: es que están resultando ser unos payasos de ... mmm