Mª Donderis:“Es fundamental que tu familia te mantenga con los pies en el suelo"
María Donderis fue la última Fallera Mayor Infantil de Valencia (FMIV) a la que llamó Rita Barberá. Una llamada con la que “empecé una vida nueva”.
Primera representante infantil de su sector, L’Olivereta, desaconseja a los padres que empujen a las niñas a formar parte de la corte de honor si ellas no quieren. Es un año intenso, con 1.624 actos en su caso, en el que se necesitan más recursos de tiempo que de dinero. “Y que tu familia te mantenga con los pies en el suelo porque de un día para otro pasas de ser recibida con aplausos en pie a tu vida normal”. ¿Qué se busca en una FMIV? “Responsabilidad, naturalidad, hablar con la gente de forma espontánea y no tener vergüenza”. Y, si es posible, un poquito de aplomo. ¡Ah! Y ni hacen falta enchufes ni un espolín ni un peluquero afamado para ser FMIV.
Prefiere la indumentaria del siglo XIX con los tres moños. Baraja 2024 como posible año para ser Fallera Mayor de su comisión aunque no se presentará a las pruebas de selección para Fallera Mayor de Valencia.
Fuiste una FMIV mayor, ¿qué edad es la ideal?
Lo fui con 11 años. Da lo mismo porque por ejemplo Ariadna Galán lo fue siendo muy pequeña pero tenía mucha responsabilidad, que es lo importante.
¿Pensaste en ser la máxima representante de los niños falleros durante tu año de Fallera Mayor de tu comisión, Quart-Extramuros-Velázquez?
¡No! Me limité a disfrutar de mis actos, sin pensar en lo que podía venir.
¿Un acto?
¡Me gustó todo! La presentación es lo que más destacamos todas porque tu comisión está muy pendiente de ti y te apoya muchísimo y es cuando realmente empiezas a ser fallera mayor. El año de Valencia es muy diferente porque conoces el mundo fallero en toda su magnitud y se te abren horizontes conociendo las fiestas de Alicante, Castellón y las Fallas de otros pueblos.
¿Un momento inolvidable como FMIV de 2015?
La proclamación en el Ayuntamiento, subiendo las escaleras, con Rita Barberá esperándome, el hemiciclo puesto en pie… La Crida y verte a todos los falleros a tus pies, animando a que empiece un nuevo ejercicio. Y me encantaron también la Misa de Infantes y el acto de las Fuerzas Armadas.
Llamó mucho la atención tu aplomo en la despedida en la Fonteta.
Es una noche de nervios. Cuando llegábamos en el coche con Estefanía, la Fallera Mayor de Valencia, íbamos repasando los discursos que hice con la ayuda de mi madre. No me resultó difícil porque todo lo que dije es porque lo había sentido durante todo el año. Pero son 15 minutos de intervención y claramente, me daba miedo quedarme en blanco pero cuando lo estaba acabando, me quedé con ganas de seguir.
¿Cómo es la despedida?
¡Mi año lo viviría una y mil veces más! Es verdad que te da pena acabar porque de repente no tienes nada que hacer pero también agradeces volver a tu vida familiar. Cuando vuelves a tu falla, lo haces con normalidad y teniendo claro que la gente no te trata mejor porque hayas sido FMIV.
¿Es imprescindible hablar valencià?
Siempre he hablado castellano con mi familia pero si tengo que hablar valenciano, lo hago. Contesto en la lengua en que me están hablando porque me parece lo correcto y no creo que ser valenciano parlante o no deba ser excluyente.
Estos días, las niñas que sueñan con ser FMIV están haciendo sus pruebas de selección, ¿resultan difíciles?
No lo fueron. Debes ser tú misma, no estar pendiente de lo que tienes que hacer e integrarte con tus compañeras. Me acuerdo que tuve que hacer un discurso y no pensé en que me estaban mirando. Lo hice como sentí sabiendo que no podía mirar atrás, me saliera mejor o peor.
Son más bien juegos y actividades y los jurados van viendo tu comportamiento. Un día por ejemplo fuimos al Oceanogràfic vestidas de falleras, donde la gente te va pidiendo fotos y a lo mejor es más difícil moverte allí pero es bueno hacerlo con soltura.
¿Ir a un peluquero afamado es un pasaporte para que te elijan?
¡Para nada! Si mi madre peinara bien, no tendría inconveniente en que lo hiciera ella. Pero no tienes por qué ir al mismo que van todas. Mi peluquera fue Merche Añó, porque la conocía mi familia hacía tiempo, por eso se ha quedado y no tengo previsto cambiarme.
La pregunta del millón: ¿Es imprescindible tener enchufe?
¡Qué va! Yo no conocía a nadie. A mí las Fallas me encantaban y me movió la ilusión.
¿Hace falta mucho dinero?
Se necesitan recursos y no sólo económicos, sobre todo tiempo. En mi caso, mi madre no estaba trabajando y estuvo por y para mí y mi padre, al ser autónomo, pudo organizarse y creo que durante todo el año ninguna semana pudo trabajar seguido de lunes a viernes porque me acompañaba muchas veces. Uno ha de ser consciente de las obligaciones del año, que son muchas.
Este año has entrevistado a alguna candidata a FMIV. ¿Hay favoritas?
No he podido entrevistar a todas porque unos días me fui de campamento pero las quinielas son inevitables. En mi año, la verdad es que no sabía si yo estaba o no entre las favoritas.
¿Hay favoritismo con las familiares de otras Falleras Mayores de Valencia y cortes de honor?
No tiene por qué haberlo. Tiene la misma posibilidad cualquier candidata. Es verdad que pueda tener más experiencia porque le han ido contando cosas pero no creo que haya más influencia. Los jurados siempre aciertan. Cuando deciden, es porque han visto algo en ellas.
¿Es mucho despago para las niñas que no eligen?
No pasa nada porque ya has sido de tu comisión. En mi caso, mis padres me decían que no iba a salir. Es un error que los padres vayan detrás de las niñas animándolas. Lo que tienes que hacer es disfrutar pero sin pensar en lo que vaya a venir. Si llega, es una gran ilusión pero si no, no pasa nada.
¿Un jurado solo para corte de honor y otro para Fallera Mayor?
¡No! Si tú no aspiras a ser FMIV, desde el primer momento debes decirlo con total sinceridad.
¿Qué valoró el jurado?
Yo creo que mi naturalidad, era como yo era y no pensaba hacer las cosas mejor o peor. No tenía vergüenza y siempre hablaba con la gente con mucha tranquilidad.
Una niña educada, responsable, natural y capaz de hablar con la gente.
¿Resulta muy pesado para una niña?
No es un año pesado aunque hay días que estás cansada pero a medida que avanza la jornada se te pasa todo y vuelves a estar con la misma energía. Te acostumbras a estar de pie, a sentarte, a levantarte… y no es molesto. Eso sí, es muy importante ir bien calzada. A mí me daba mucha tranquilidad saber que iba cómoda con mis zapatos, la mayoría abotinados y con tacón de carrete.
¿Tiene que querer una niña o sus padres?
Si las niñas son muy falleras y quieren ser, deben ir a por ello. Pero si son los padres, ya depende de cada familia pero no lo aconsejo. Si tienes el apoyo incondicional de tu familia, hay que ir a por todas. Con nosotras, hablan de vez en cuando pero no te hacen una entrevista como tal. Claramente has de decir lo que quieres ser y, en mi caso, quería ser FMIV y así lo dije. Es verdad que ser corte de honor habría sido ya una experiencia gratificante porque cualquier otra niña podría haber salido elegida pero yo quería ser FMIV.
¿Y cómo se compagina con el colegio?
Tuve mucho apoyo gracias a la directora del colegio Internacional de Levante, donde estudio. Mi madre le mandaba mis horarios, sobre todo en marzo en que no pude ir a clase, y me organizaban refuerzos. Iba estudiando en los ratos libres.
¿Un referente?
A mí me encantó Rocío Pascual en 2012 por su naturalidad y cuando la conocí, fue muy especial.
¿Cómo es el momento en que se escucha tu nombre en la Fonteta?
Mi nombre fue el primero que se oyó así que no tuve muchos momentos de nervios porque fue rápido. Estaba al lado de otra niña que salió elegida y fue corte mía, Nerea Rodríguez. Y ella me dijo: ¿Lo ves? Y le dije: Espérate. Y, de hecho, la segunda salió ella. Por eso, en el escenario, nos hicimos un guiño de complicidad porque las dos lo habíamos conseguido.
¿Y la llamada?
Super emocionante. Estaba en casa de unos amigos con mi familia y fue un momento de muchos nervios. Sabes que puedes no salir pero siempre te queda: ¿y si salgo? En ese momento, empieza una vida nueva. De vivir con tu familia el día a día normal a de repente tener que saltarte colegio, ir a muchos sitios… A mi madre le agradezco que me mantuviera los pies en el suelo y me hiciera seguir llevando mis platos al lavavajillas y recordarme que el año se pasa y de un día a otro, pasas de estar rodeada de muchísima gente a tu vida normal.
¿Cómo es ese tránsito?
Tu familia es la que debe prepararte durante todo el año porque estás acostumbrada a llegar a un sitio y que todo el mundo se ponga en pie para aplaudirte, te regalan flores allá donde vas… y de repente vuelves a tu casa. Es muy importante llevarte bien con las personas que te acompañan todo el año y ser agradecida: por ejemplo, regalarle uno de tus ramos al chófer o a tus acompañantes para sus mujeres. Ellos son los que mejor conocen a las Falleras Mayores de Valencia porque son los que nos tratan en los mejores y en los peores momentos de más cansancio.
Pero se es FMIV para toda la vida…
Sí y defilas en la ofrenda durante cinco años. En mi caso, hasta 2020. Asistes a las proclamaciones en el hemiciclo, a las exaltaciones, la Fonteta… y es inevitable que recuerdes tu año. En la exaltación, revives cómo desfilaste tú por el pasillo del Palau y cómo te subiste al escenario…
¿Cómo fue la elección del traje oficial?
Para el día de la llamada, llevaba un vestido color vino de particular. Y me dio tanta suerte que quería que mi espolín fuera de ese mismo color. Enseguida llegamos a Vives y Marí, lo vi y dije: ¡éste! El año de fallera de mi comisión, fue azul, que es uno de mis colores favoritos.
¿Cuántos trajes se necesitan?
El año de mi comisión, tuve tres trajes: los que estrené en la presentación y en la Gala de la Cultura. El tercero lo tenía desde pequeñita y me lo acoplaron.
Y como FMIV, me hicieron 13 trajes que fui combinando con cinco corpiños. La verdad es que no hay nada escrito ni nadie te va diciendo lo que necesitas. Va surgiendo. Cada uno lo estrené para un acto determinado: el espolín para la exaltación; el segundo oficial para la exaltación de Estefanía; el gris y oro para las Fuerzas Armadas; una seda de Rafael Catalá para el Cant de L’Estoreta; para la Gala de la Cultura, uno de terciopelo; para el Ninot, otro azul clarito; naranja para la Crida. Edu Cervera me confeccionó todos porque en mi año de 2014, mi madre estuvo buscando un indumentarista que finalmente fue él. Como nos gustó mucho, continuamos con él en 2015.
En tu año, aún no se había recuperado el único moño…
Me veo más favorecida con tres moños porque me gusta más la indumentaria del XIX. Para la Dansà, llevé un solo moño pero habitualmente, voy con los tres, que no me molestan ni para dormir.
¿A qué personas te gustó más conocer?
En mi caso, al presidente de Junta Central Fallera, Paco Lledó, y a sus vicepresidentes, que fueron las personas que me apoyaron durante todo el año y resultaron imprescindibles.
La gente que más te llega es la de la calle. Una vez se me acercó una señora, me dijo que le encantaba y me regaló una imagen pequeñita de la Virgen. Esa gente que te demuestra su amor yendo por la calle es fundamental.
También el pintor Antonio de Felipe, que estaba presente en mi falla, diseñada por Ceballos y Sanabria en homenaje a nuestros pintores. En mi casa, tenemos obra de él y me hizo mucha ilusión conocerlo.
¿Te ha hecho algún retrato?
¡No! No tengo ningún retrato en mi casa aunque en la calle del Miguelete, hay un cuadro con mi cara. (risas)
¿Se te recuerda?
La gente que es muy fallera sí que es verdad que se me queda mirando e incluso alguien me pide hacerse una foto conmigo.
¿Con ganas de ser fallera mayor de tu comisión?
Sí que me gustaría ser. Hemos estado hablando las niñas que fuimos infantiles de L’Olivereta en 2014 de ser todas falleras mayores en 2024 pero ya se verá.
Lo que sí tengo claro es que no volveré a presentarme para ser Fallera Mayor de Valencia. Ya he tenido la experiencia de un año muy emocionante y hay que dejar que tengan posibilidad otras chicas que no lo han sido.