El Valencia sobrevive a lo errores de Parejo y Marcelino
Villarreal, 0 - Valencia, 0. Después de jugar más de media hora con uno menos, el punto puede considerarse como relativamente bueno para los valencianistas.
Poco reseñable en torno a los primeros 45 minutos más allá de la completa radiografía de ambos equipos que no de paros. Ambos extrapolaban al césped del estadio de La Cerámica la dudas y la falta de confianza que sus respectivos insatisfactorios inicios de competición han traído consigo. Ni unos ni otros estaban dispuestos a arriesgar lo más mínimo, y así las posibilidades de contemplar un choque abierto y atractivo para el aficionado, minuto a minuto, se desvanecían.
Marcelino – en lo que muchos han interpretado como un toque de atención - dejaba en el banquillo a Guedes y Rodrigo, pero tampoco las alternativas de Ferran Torres, Cheryshev o el lesionado antes del descanso Santi Mina ofrecían nada nuevo. Las llegadas más reseñables - eso sí, dentro del monocorde contexto general – eran para el Villarreal. Bacca no conectó un remate en posición inmejorable posterior a una combinación entre Fornals y Layún, y Álvaro dispuso de un cabezazo a la salida de córner que acabaría enviando alto. Nada más que destacar en relación a un primer tiempo de contendientes excesivamente timoratos.
Una vez ya parecía un hecho que no sería precisamente ningún factor de índole futbolística lo que encendiera la espoleta del encuentro, dicha circunstancia tendría que ver determinada por otra cuestión. Algo que sucedió bien pronto – a los 15 minutos de la reanudación -, y que tuvo en capitán y entrenador valencianista a sus fatales protagonistas. A Dani Parejo, esta vez, se le marchó un control aparentemente sencillo – el enésimo en lo que va de temporada – y entró, de forma temeraria, con la plancha por delante con el tobillo de Funes Mori como principal damnificado y terminó por ver la roja. Mientras que Marcelino completó la acción con protestas lo suficientemente airadas como para ver el camino de los vestuarios en el retorno a la que fuera su casa.
Curiosamente - o, tal vez, no tanto-, a partir de ese preciso instante el Valencia CF mostraría una cara bien distinta sobre el césped; siendo suyas las mejores ocasiones de gol en forma de potentes disparos desde la frontal del hoy utilizado como revulsivo Gonçalo Guedes y de Cheryshev, y ante los cuales el guardameta local Sergio Asenjo tuvo que emplearse a fondo. Esta vez, a pesar de las poco propicias circunstancias, se pudo ganar; pero tres choques consecutivos – todos después del parón- empiezan a resultar ya un lastre tan pesado como inexplicable para una plantilla de este calibre.