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Marcelino planea cambiar el sistema: ¿Soluciones o bandazos?

El 75% de partidos finalizados en tablas durante poco más de dos meses de competición es un dato que, no sólo atormenta al valencianismo, sino que requiere de la variación de algunos métodos

Marcelino planea cambiar el sistema: ¿Soluciones o bandazos?

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El 75% de partidos finalizados en tablas durante estos poco más de dos meses de competición es un dato que, no sólo atormenta al valencianismo, sino que requiere de la variación de algunos métodos. Tal vez este sábado en Bilbao se produzca la primera “revolución”.

“Tenemos que dar un paso al frente para ganar ya de una vez”, la siguiente afirmación - con el exabrupto que acostumbra a acompañar a frases de esa índole omitido, suponemos, por decoro - pertenece al técnico - pertenece al técnico del Valencia CF Marcelino García Toral.

Pues bien, el dibujo táctico planteado en base al 4-4-2 ha venido siendo la seña de identidad del preparador asturiano, prácticamente, desde que comenzara a dirigir al Real Zaragoza hace ahora exactamente diez años -sí había probado otros esquemas con anterioridad en Huelva o Santander-.

Sin embargo, llegados a este punto cada vez suenan con más intensidad las voces proclives a un cambio. Algo lógico a tenor de lo que implica que un conjunto como el de Mestalla, tras haber realizado la mayor y más cuantiosa inversión de su ya casi centenaria historia, se mueva en torno a unas estadísticas que indican que “objetivos” como el de llegar a la media de gol por partido, o alcanzar un pobre 10% de victorias ni siquiera se cumplen hasta el momento.

En lo concerniente a plasmar esas anheladas variaciones sobre el rectángulo de juego, todo apunta a que un 3-4-3 podría ser contemplado como una mejor solución enfocado a que muchos de los jugadores puedan volver a dar la mejor cara y mostrar su verdadero potencial. No en vano, es el dibujo sobre el que han pivotado mucho de los grandes de Europa en los últimos cursos, Real Madrid y FC Barcelona entre ellos.

Dentro del contexto valencianista, con la salvedad de que los retoques no incluyan a la retaguardia, las combinaciones de jugadores en este contexto pueden ser variadas: desde buscar un mediocampo que contribuya, en mayor medida, a sostener al equipo y salvaguardar la línea defensiva (Coquelin en el eje, y Parejo y Kondogbia más como interiores); hasta otro más destinado a la creación que formarían Kondogbia como hombre ancla, y Wass y Carlos Soler algo más desplazados a los carriles; todo ello en lo relativo a la parcela ancha.

La parte atacante también puede dotarse de elementos de sorpresa e imprevisibilidad, ya sea con un trío en el que predomine el juego por bandas (Guedes, Cheryshev, y Rodrigo o Batshuayi arriba); o con el propio punta hispano- brasileño ocupando el flanco izquierdo, Gonçalo Guedes el derecho (aunque serían intercambiables ahondando en dejar en el olvido ese estigma de ataque previsible que, a día de hoy, persigue al Valencia), y Batshuayi arriba como referente.

Así pues, aunque algunos puedan asociarlo a los palos de ciego que frecuentemente los entrenadores dan cuando se ven sobrepasados por la situación, en un caso como el actual las modificaciones parecen más que necesarias. La valentía para realizarlas será el primer paso en pos de que ofrezcan el resultado deseado en forma de revulsivo. En la otra parte de la ciudad, de la mano del gran Paco López, lo réditos han sido enormes a raíz de esa misma circunstancia en los tres últimos choques.