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Quién acierta en su estrategia: Sólo PSOE y Contigo tienen alcaldable

PSPV y Contigo ya tienen sus candidatos vía proclamación o votación en primarias, el resto de partidos espera para elegir a sus finalistas a la alcaldía de Valencia. ¿Quién acierta?

Quién acierta en su estrategia: Sólo PSOE y Contigo tienen alcaldable

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Contigo Somos Democracia (CSD) saca pecho de haber sido el primer partido en escoger a su candidato a la alcaldía de Valencia después de pasar el proceso de primarias. Su cabeza de lista, efectivamente, será el diputado no adscrito en la Diputación de Valencia y presidente nacional José Enrique Aguar. El 98% de los afiliados que ha votado del total de 200 convocados lo ha escogido.

Sí, en la práctica ha sido el primero elegido por votación. No obstante, no ha sido el primero en primarias. Sandra Gómez, el cartel electoral del PSPV-PSOE (por cierto, el partido donde Aguar ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria política), fue escogida dos semanas antes, el 14 de octubre. Eso sí, en su caso, al no presentarse contendiente (tampoco lo hubo en el caso de Aguar aunque quien sufragaba podía votar en contra o abstenerse), Gómez fue proclamada sin necesidad de votación o sin pasar por ella. ¿Primarias más suaves o menos puras que las que escogieron a Aguar? Cada partido decide.

Ambos, casualmente procedentes del socialismo, ya se han clasificado -si utilizamos un símil deportivo- para la final, para la carrera definitiva por la alcaldía. Han resultado los primeros en obtener ese respaldo a pesar de que un tercer partido, Som Valencians, trató de sumar ese prurito en junio. A partir de ahí se enfangó en unas primarias que luego anuló, volvió a convocar y definitivamente descartó.

Ahora José Enrique Aguar y Sandra Gómez esperan rivales. Y quienes aspiran a serlo curiosamente no saben cuándo podrán optar a obtener ese dorsal de número 1 de sus partidos. Ciudadanos, con Fernando Giner como alcaldable in pectore, conocerá en enero la fecha de sus primarias. Posiblemente le ocurra como a Sandra Gómez y sea proclamado, aunque no queda descartado que algún aspirante busque su oportunidad, y quizás notoriedad, a cambio de un descalabrado anunciado.

En el PP las primarias se llaman designios de Pablo Casado. Llevan un año esperando a que primero Mariano Rajoy y que ahora Casado escojan candidato. Sí, alguien que vive en Madrid decidirá qué le conviene más a Valencia. Eso sí, supuestamente consensuado o con la aquiescencia de la cúpula autonómica del PP. En cualquier caso, hasta pasadas las elecciones andaluzas, a principios de diciembre, no habrá fumata blanca. Sin saber nombre sí que queda claro que no celebrarán primarias.

En una etapa histórica en la que las adscripciones a partidos se tambalean, el voto fluctúa en semanas y el votante cambia en cuestión de horas, el nombre del candidato cada vez importa menos. Salvo que sume o reste mucho

Por su parte, Compromís tampoco ha puesto fechas para su complejo proceso de selección, en el que cada puesto se decide de manera ponderada y en función del peso de cada partido de la coalición. De una forma u otra, la figura del cabeza de lista quedará blindada para Joan Ribó. La pugna estará en el resto de la candidatura. No obstante, habrá que esperar. Mientras, por Podemos también parece claro que la portavoz de València en Comú en el Consistorio, María Oliver, será la abanderada, pero falta sellar todo el proceso selectivo.

En Vox, uno de los partidos en alza por sus actos públicos multitudinarios, las primarias también han quedado postergadas al desenlace de los comicios en Andalucía. Vendrán después y se centrará en la ciudad de Valencia. Falta saber quién o quienes se presentarán y si el actual responsable provincial, José María Llanos, ocupará el puesto inicial previo paso por esas primarias.

En definitiva, la mayor parte de partidos deja la elección de sus representantes en la final para inicios de 2019, más de dos meses después de que lo hayan hecho PSPV y Contigo. ¿Acierto o fallo? En una etapa histórica en la que las adscripciones a partidos se tambalean, el voto fluctúa en semanas y el votante cambia en cuestión de horas, el nombre del candidato cada vez importa menos. Salvo que sume o reste mucho, circunstancia complica. Tira más la marca.

Y la marca depende sobre todo del ejemplo y la acción que trasladen sus líderes nacionales y, a continuación, los autonómicos. No tanto del calado de sus dirigentes locales. Excepto, reitero, que estas personas designadas candidatas sumen o resten mucho. Tienen siete meses cortos para conseguirlo.