El alcalde Ribó ofrece libertad de expresión pero no para todos
Las redes recuerdan que Dani Mateo insinuó que la corrupción estaba en el ADN de los valencianos, y se preguntan por qué Ribó no cede espacios cuando otros los niegan a Vox y Lo Rat Penat.
Las redes sociales se están cargando de reacciones al anuncio del alcalde de Valencia, Joan Ribó, de que cede el Palau de la Música al humorista Dani Mateo tras la cancelación de su espectáculo en el Teatro Olympia por amenazas. Su sketch sonándose los mocos con la bandera de España sigue trayendo consecuencias.
Y si bien es cierto que el ofrecimiento de Ribó ha provocado división de opiniones (a favor y en contra) casi al 50%, no lo es menos que muchos internautas le están afeando al alcalde que su defensa de los derechos y libertades sólo la ejerza con un humorista que llegó a insinuar en su programa de televisión de La Sexta que la corrupción estaba en el ADN de los valencianos.
El por aquel entonces conseller de Gobernación, Luis Santamaría, calificó la gracieta de "gravísimo insulto inadmisible", y El Gran Wyoming le contestó en directo que le gustaría “la misma rapidez para tachar de inadmisible la actitud de muchos imputados por corrupción en su comunidad”. La réplica de Santamaría -eso que hoy llamaríamos un “zasca”- fue que “la responsabilidad es de quien comete un delito, no de todo un pueblo”.
Ahora, con ocasión de la nueva polémica de Mateo, algunos tuiteros afean también al alcalde de Valencia que no haya salido a defender la libertad de expresión del poeta aficionado al que se ha multado por ofender a la portavoz de Podemos Irene Montero.
O la de quienes le hicieron un escrache a Mónica Oltra en su chalet.
Respecto de la cesión arbitraria de espacios públicos, algunos aficionados a las redes echan de menos que Ribó acudiera en auxilio de Vox cuando Jesuitas hizo con ellos algo parecido a lo del Olympia con Mateo.
También hay quien le echa en cara al líder municipal de Compromís que no deje circular por las calles de Valencia al autobús de Hazte Oír.
O que no cediera el Palau a la más que centenaria asociación cultural valenciana Lo Rat Penat cuando Diputación le negó una sala para sus Jocs Florals.