Pablo Motos y el Derecho Civil valenciano
Es verdad que la recuperación del Derecho Civil valenciano ya está en la agenda política local. Sus buenos esfuerzos le ha costado a la Associació de Juristes Valencians (AJV). También lo está la infrafinanciación autonómica, y no nos ha servido de mucho pasado Contreras. Seguramente porque no se percibe que con ello se vaya a ganar votos. Los valencianos somos de goma. Y eso es porque pocos votantes acaban de darse cuenta de cómo estas dos reivindicaciones históricas afectan a su vida diaria. Y si los votantes no lo aprecian, los votados ni se molestan.
Así que quizá vaya siendo hora de plantearse implicar en la causa a figuras populares valencianas, con tirón mediático en la Comunidad Valenciana y en Madrid, que nos ayuden a poner nuestras cosas en la otra agenda, la nacional, que es en la que se juega el partido. En una Comunidad en la que su Historia no tiene el peso que otras en sus respectivos sistemas educativos y medios públicos de comunicación, hablar mucho en abstracto de cosas que suenan a medievales no va a ayudar a la causa. Encima, en Alicante muchos tienen a Felipe V -al revés que en Xàtiva- boca arriba. Esto no se puede hacer a peso y contando sólo con la voluntad de un puñado de periodistas e intelectuales convencidos que escriben sesudos y meritorios artículos que sólo van a llegar a las capas más informadas de la sociedad valenciana y española. Hay que decirle a la gente, a toda la gente, que esto del Derecho Civil valenciano es de justicia, y tiene efectos prácticos. Que quizá ahora no noten, pero cuando vayan al notario, sí.
Rafael Verdera, catedrático de Derecho Civil de la Universitat de València, ofrecía en su charla de esta semana en el Colegio de Abogados (ICAV) algunos ejemplos concretos de lo que nos estamos perdiendo. En materia de Régimen Económico, las preferencias de la sociedad van por la separación de bienes, que evita discusiones pre-nupciales como se demostró en 2008-2016, el período de recuperación efímera de las leyes básicas del Derecho Civil valenciano luego instado inconstitucional por PP y PSOE. El acusado incremento de familias reconstituidas, cual gatos escaldados, opta casi siempre por la separación de bienes. Además, las cada vez más abundantes crisis de pareja obligan a repensar el uso de la vivienda familiar, la custodia de los hijos, y la manutención de los padres a los ninis mayores de edad. Por no hablar de las “sucesiones testadas”, que tan útiles resultarían a las tan abundantes empresas familiares valencianas. O de las legítimas, que obligan a los testantes a dejar bienes a hijos con los que a lo mejor hace años que no se hablan, y que desde luego ya no contribuyen como antes al patrimonio de la familia. En el Derecho Civil valenciano se desheredaba sin causa y no había casi pleitos. Y con las parejas de hecho, ¿qué hacemos a efectos de responsabilidad frente a terceros y de efectos sucesorios?
Todo esto que nos contaba Verdera -y otros como él- entre las cuatro paredes del ICAV o de foros equivalentes se queda habitual y básicamente entre las cuatro paredes del salón en el que esas palabras fueron pronunciadas. Así que ¿por qué no contar adicionalmente -no sustitutoriamente- con Pablo Motos o Arturo Valls o Nuria Roca -ahora que tanto airea ella misma sus problemas familiares- para hablarle a la gente corriente de separación de bienes, de custodias compartidas, de parejas de hecho, e incluso de herencias, y en sus redes y círculos de influencia de los justos anhelos de los valencianos? Pep Guardiola es un gran embajador de la causa separatista catalana en todo el mundo.
Los informativos y los periódicos los vemos los que los vemos, que influimos lo que influimos. Que no es poco, pero tampoco suficiente. Los programas de variedades los ve el resto, es decir, la mayoría. En las campañas de #QuieroCorredor se dieron cuenta hace tiempo, y reclutaron al presentador alicantino Jorge Fernández para explicar a la gente que luego tiene que salir a la calle a presionar lo que los políticos locales nunca van a poder contarles, porque cuando lo intenten, ellos cambiarán de canal. Pues ahora, igual. No se me ocurre ningún motivo objetivo para que los famosos valencianos se nieguen a colaborar, porque estamos hablando de reivindicar derechos de las personas, respaldados por casi unanimidad de las fuerzas políticas valencianas.
Todos menos Ciudadanos han aprobado en Les Corts pedir a Las Cortes hacerle una mínima reforma a la Constitución, casi estética, que permita a los valencianos tener lo que tienen aragoneses, catalanes, y baleares, por ejemplo, y lo que nosotros mismos tuvimos en dos épocas diferentes de nuestras historia: un Derecho Civil valenciano. Y los naranjas no es que se nieguen a su recuperación, es simplemente que no ven, a escala global, una reforma constitucional para cada reivindicación que pueda haber en España que la precise, no vaya a ser que se nos cuelen vascos y catalanes -que son como los jueves, siempre enmedio- con nuestras cosas de comer.
Yo de los grandes, PP y PSOE, no espero motu proprio nada en Madrid. Ni siquiera que respalden más allá de las buenas palabras lo que aquí han votado Ximo Puig e Isabel Bonig. De hecho la reforma del Estatut de 2006 está parada en el Congreso desde 2011. Los de Podemos, por su parte, puestos a reformar la Constitución (que es lo que estamos solicitando), pedirán la luna, ellos están en otra partida. Compromís es el que debiera hacer valer su posición de partido de estricta obediencia valenciana, ahora que vuelve a tener ocasión de demostrar que no es sólo una fuerza más de la izquierda española.
Así que, sentadas las bases que tan trabajosamente ha cimentado Juristes y que no hay que descuidar, y para empujar a quienes tienen la decisión final en sus manos, el salto cualitativo, el siguiente paso, aquí y allá, está en nuestras manos, las de nosotros los valencianos. Y puede que en las caras de quienes puedan y quieran ayudar a expandir una idea como ésta.
(Los periodistas Rosana Crespo, Raquel Andrés, y Vicent Climent con José Morgan (AJV) en mesa redonda en el ICAV)