La ciudad no es para mí. ¡Qué jetas!
Me sugiere un buen amigo opinar sobre el abundante y descarado lenguaje gestual de nuestros políticos.
Me sugiere un buen amigo opinar sobre el abundante y descarado lenguaje gestual de nuestros políticos. Uno que apenas alcanza la seña del mus, a alzar rápido una ceja o arrugar levemente la nariz antes de un órdago o un envido, que se conforma con ensayar cara de póker tras no parar como Dios manda en un stop, poco podría aportar en tan delicada cuestión si no fuera por el abuso que los susodichos practican.
La jeta de Torra suele expresar una suerte de raro y permanente estreñimiento, ese disgusto interior que produce el exceso de detritus en el recto. Claro que a menudo se relaja deponiendo: grandes y pétreos mojones fascistas –la única verdad del Gran Okupa antes de serlo- o una diarrea mental errática, fluida y pegajosa. Pero su astricción permanece constante.
Al otro lado de un tablero –también tuneado para la ocasión- en el que se han borrado casillas clásicas y se han inventado otras inverosímiles, un Houdini aéreo de ocasión, de jeta de hormigón armado de alta resistencia, arropado por la arrogancia africana de una esposa de diseño oportunista y ocioso. Una jeta airada de perpetuo ceño amenazante y soberbio.
Jetas ministeriales uniformadas e impermeables como la de la requeterreprobada y grosera Delgado –paradigma de la indolencia-; la de boba de la pandilla de la nesquita Celaá que entrega vilmente el español a sus detractores separatistas; la de “no me jodan” de la espabilada Calviño que persigue al contribuyente tras haber burlado sus propias obligaciones fiscales en plan pijo; la de sorpresa crónica del juez que fue Grande y ha dilapidado en pocos días su prestigio presa de la vanidad y del insulto amigo; la del astronauta Duque que sólo pisa tierra para ocuparse de sus finanzas como hijo de vecino …
La de la vicepresidenta Calvo es de traca. “Pareja artística” parlamentaria –le guste o no- de la alborotada portavoz pepera Montserrat, es como la de un personaje secundario de Kunqu (la ópera de sombras tradicional china), hierática y ridícula en su ignorancia, inexpresiva en su maldad.
La cara de Carmena en la cocina de su casa burguesa de comunista desclasada alimentará la antología de la demagogia mientras la de odio profundo de su exsocio morado Iglesias reina en la banda de traidores a España.
La de Rufián es congénita … haciendo justicia a su apellido.
Deseo y espero que no haya mentido el inquilino de Moncloa sobre Gibraltar. Lo sabremos enseguida. Porque si no, es para que se le caiga de vergüenza … la jeta, o para que se la hagamos caer antes de que él se nos caiga de la risa. Como está haciendo con los españoles todo el rato.