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Dialogar hasta aburrir

Si le preguntan por la herencia recibida, contesta que no ha heredado, que gestiona lo que se encuentra. La consellera de Sanidad, Ana Barceló, es abogada.

Bartolomé Nofuentes, Ana Barceló y Lluís Bertoméu en el Club de Líders

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El diálogo es un “arma” tan buena, tan buena, que se le llama “herramienta”. Y debiera ser de ejercicio imprescindible en cualquier área de gestión. Gobernar no significa imponer. Al menos no imponer sin haber escuchado antes a las partes implicadas.

El sector sanitario valenciano se ha quejado hasta quedarse ronco de la falta de diálogo de la anterior consellera de Sanidad, Carmen Montón, que tuvo que dejar de ser ministra por los plagios en su trabajo de final de Máster, no por denuncias que se produjeron después de su abandono de la vida pública y recientemente quedaron archivadas. Montón no hablaba con nadie. No se reunía con nadie que no fuera de los convencidos. Ni colegio de médicos, ni de enfermeros, ni de farmacéuticos, ni agentes sociales, ni asociaciones de consumidores. Y si hablaba, lo hacía ella sola. Y si dejaba hablar, no hacía caso. Por eso el sector se mostró tan aliviado con su marcha como esperanzado con el nombramiento de su sucesora, Ana Barceló.

La señora Barceló está haciendo justo lo contrario que Montón: reunirse con todo el mundo. Dialogar. Hasta aburrir. Porque la sensación de algunos de sus interlocutores ha sido la de que la consellera de esto no sabe. Y le cuesta ponerse al día. Por eso sus diálogos suelen acabar como empezaron, con la sensación de que nada se ha resuelto pese a la buena voluntad que ahora se pone.

Por eso también se hace acompañar de otros expertos en el diálogo, capaces de intervenir como un interlocutor más de la consellera para concienciarnos de la importancia de conceptos como la “gobernanza multinivel” cuando lo que quieren los convocados es saber cómo va a deshacer Barceló los entuertos de Montón.

Ella sola también se basta. Si le preguntan por la herencia recibida, contesta que no ha heredado, que gestiona lo que se encuentra. Barceló es abogada y sabe de las ventajas de las explicaciones largas cuando hay poco que decir. Y de los recursos del argumentario: las listas de espera crecientes son grandes porque el PP las ocultaba parcialmente. Y si mejorara la financiación autonómica estatal la cosa se resolvería rápido.

Ideología tampoco no le falta a la señora Barceló. Ésa que le fuerza a repetir como un mantra que nadie me ha demostrado las ventajas de las concesiones, que no está claro que se ahorre con ellas, pero también que nosotros no podemos competir con ellas en negociaciones y convenios, que es por donde abaratan. Entonces, ¿por qué limitarse a la coexistencia pacífica por la que ahora se aboga?

Se lo preguntaremos en cuanto dialoguemos ...

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