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¿Estallará Mestalla el sábado?

La "marea" de Gijón puede arrastrar a Marcelino y al Valencia a acantilados que nadie esperaba en el año del Centenario.

¿Estallará Mestalla el sábado?

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El calamitoso espectáculo ofrecido ayer por el Valencia en El Molinón pone a Marcelino en la picota. Mestalla dictará sentencia este próximo sábado.

La gota que ha colmado el vaso – si es que no lo estaba ya - del aficionado valencianista resulta paradigmática del calvario que se está viviendo esta temporada. La derrota de ayer frente a los jugadores menos habituales de un Sporting de Gijón que deambula discretamente por la Liga 123, encontrándose dos puntos más cerca del descenso a Segunda B que del playoff de ascenso bien podría haber sido el detonante de alguna decisión de envergadura, puesto que ya nadie – ni siquiera en el seno del club - confía en que la inacción en lo que concierne a la toma de las mismas suponga revulsivo alguno. Ni mucho menos en que Marcelino sea el hombre más capacitado para levantar el barco que él mismo ha colocado a la deriva.

Justificar lo injustificable

“El equipo es el mismo del año pasado pero con 20 goles menos... ¿y le parece a usted poco?, dentro de esos exactos términos a más de un aficionado valencianista le habría encantado, sin duda alguna responder al preparador asturiano. Que el Valencia CF sea el equipo que menos goles marca – junto al Valladolid y al Leganés - de toda la Primera División habla bien a las claras de la pésima planificación de la plantilla en relación con la inversión realizada en el periodo estival, al margen de dejar al descubierto la incompetencia del principal responsable en la confección de la misma.

Desacierto en sus decisiones... y en sus declaraciones

“La paciencia se nos ha agotado con algunos ya y necesitamos más refuerzos arriba”, aseveración del propio Marcelino en torno a la cual se vislumbra un futuro lejos del terreno de juego para el señalado Michy Batshuayi. Si bien centrar las culpas en un futbolista en particular suele ser siempre sinónimo de injusticia – la apatía del belga viene indefectiblemente aparejada a la inoperancia del técnico para revertir ciertas situaciones -; peor resulta una nula capacidad de autocrítica propia de un entrenador sobrepasado por los acontecimientos y al que el vestuario ha terminado por devorar.

Precisamente esa pérdida de control del grupo era lo que se pretendía desde el cuerpo técnico evitar con la forzada salida de Simone Zaza dado el carácter díscolo con el que se identificaba al atacante. Si ya entonces el sentir generalizado del aficionado no aprobaba dicha decisión, el rendimiento de las nuevas incorporaciones ofensivas – Gameiro y Batshuayi – ha terminado por convertir al italiano en héroe del valencianismo.

Mestalla se pronunciará el sábado

El choque ante el Real Valladolid, como suele decirse de algunos partidos políticos a la hora de formar gobiernos de complicada aritmética, está catalogado de partido bisagra. Aunque en este caso, la posición mayoritaria del seguidor che poco debería de virar. El agradecimiento hacia Marcelino por su primera y notable campaña no será eterno, ni la paciencia ha venido siendo un factor que tradicionalmente – sobre todo en los últimos años - haya abundado dentro del club que preside Anil Murthy. Y es que, con muchos menos mimbres, Nuno Espírito Santo también colocó al equipo en Champions viniendo de la nada y la temporada siguiente únicamente gozó de trece partidos... y entonces el Valencia, en trece jornadas, había marcado más goles y transitaba con sólo tres puntos menos que en este curso una vez transcurridas 18.

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