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La ciudad no es para mi: Taula de canvis

El autor recuerda a Mª José Catalá que no es el momento de recordar diferencias o conflictos internos pasados, ni meteduras de pata de consecuencias inoportunas y desmedidas.

Mª José catalá, Rita Barberá e Isabel Bonig, en una imagen de archivo

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Sostuvo el profesor Sanchis Guarner, don Manuel, que fue Martín el Humano el creador de la primera casa de cambios valenciana allá por los comienzos del XV. Se trata de los primeros bancos de la corona de Aragón, instalados en Barcelona, Valencia y Gerona, por ese orden. (No sé cómo lo interpretan los ‘indepes’, pero seguro que hablarán -en su delirio- de bancos catalanes).

El primer banco valenciano apenas duró unos años. Y apenas unos más de lo que ya dura esa investigación judicial también llamada 'Taula', que ha arrojado la insólita situación de nueve concejales populares en activo, despojados de su dignidad humana y huérfanos del calor del aparato del partido. Profesionales valiosos y experimentados en su mayoría, van a ver finalizar una legislatura en una más que difícil oposición, pese a haber resultado la lista más votada.

Así y todo, lo más oprobioso de este tedioso periodo de “ayuntamiento del cambio”, fue la muerte de Rita Barberá. Y las particulares circunstancias en las que se produjo. Hoy reivindica con firmeza su herencia y su personalidad la candidata del PP a la alcaldía de Valencia, María José Catalá. Lo que la dignifica y ennoblece.

No pasará desapercibido a los valencianos que conservan el cariño y la imagen positiva de la “mejor alcaldesa de España”. Tengo para mí que el gesto aúna sentimiento e inteligencia.

Comprendo y puedo compartir la indignación de la familia. Aunque como reconocen, la herencia de Rita Barberá es patrimonio de los valencianos en su conjunto. Hará bien la candidata si explicita los logros de aquellos años más fértiles –apenas hace unos días que se inauguró con éxito la primera fase del Parque Central- mientras apuesta por políticas de su mantenimiento y de un desarrollo sostenible.

Deseo que a ello se sumen iniciativas propias tan innovadoras como sociales, demostrando que ambas cuestiones –sensibilidad social e innovación- no son patrimonio de la izquierda. Y recordando y reivindicando la gestión eficaz que la derecha ejerce cuando la mácula de la corrupción queda erradicada.

Ignoro si madurarán los planes de Vox para competir por ediles en el cap i casal y si le tocará a Catalá negociar gobierno. Pero me consta que si llegara el caso no le faltan habilidades ni energía en la tarea. Aún acostumbrada a un poder absoluto en su alcaldía torrentina o en su conselleria autonómica, cintura tiene para ello.

No es el momento de recordar diferencias o conflictos internos pasados, ni meteduras de pata de consecuencias inoportunas y desmedidas. Es momento de recambio –raro suena-, de retomar la senda de la sensatez administrativa, de la cordura ciudadana. Esa será la faena para la flamante candidata.

También es momento de terminar con la Taula contemporánea y con el sufrimiento de los colocados debajo de ella.

PD: Veo con satisfacción, tras la visita de Casado, las coincidencias con lo que escribí antes de ello".