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Sólo los poderes fácticos madridistas hacen claudicar a un gran Levante UD

Levante UD 1 - Real Madrid 2. Dos penalties inexistentes en contra y dos acciones susceptibles de serlo a favor no señaladas, una losa demasiado grande. Pese a ello, el Levante UD superior.

Doukoure no contacta en ningún momento con Casemiro. Vergonzoso.

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Y lo cierto es que, desde el primer instante, lo fue en lo que atañe a lo estrictamente futbolístico. Basándose en el control de juego que Rochina y Campaña le proporcionaban en la zona ancha, las sorprendentes y profundas internadas de los carrileros de urgencia Luna y Simon hacían que el campo se inclinara permanentemente hacia el marco blanco. Como consecuencia de ello, los de Paco López no dejaban de lanzar saques de esquina y Roger estuvo a escasos milímetros de abrir el marcador tras balón peinado por Róber en uno de ellos. El palo, por primera vez, lo impidió.

Difícil resulta abstraerse de la actuación arbitral, pero sólo desde ese punto de vista - y del de la cruel falta de suerte - se entiende que el Levante UD enfilara el túnel de vestuarios con desventaja en el marcador. Y lo es, entre otras cosas, porque Morales encaraba con peligro a Courtois al filo de su ecuador... siendo claramente derribado por Carvajal mediante un agarrón sobre su hombro izquierdo dentro del área no señalado. Por desgracia, nada nuevo frente al rival de hoy.

El dominio levantinista cesó, en cierta medida, al filo de la media hora y al aparecer Vinicius, quien comenzaba a castigar algunas imprecisiones del uruguayo Cabaco en la salida de balón. Pero el Madrid siempre cuenta con un recurso de aún mayor calado a la hora de encarrilar sus partidos... el dudoso penalti que el VAR certificó ante la protección con el brazo de Bardhi para salvaguardar la integridad de su rostro posibilitó que los de Solari, sin juego ni recursos de otra índole, se adelantaran al borde del descanso por medio de Benzema. La decisión resultaba más que discutible... si bien lo peor todavía estaba por llegar. Roger probó, acto seguido, el sabor del otro componente de injusticia que castigaba de forma severa a los granotas, al volver a estrellar contra el palo - el otro en esta ocasión - un perfecto pase de Rochina en lo que parecía un gol cantado

En los primeros compases de la reanudación, el festival arbitral madridista cobraba una nueva dimensión. Varane acunaba el balón con sus dos brazos en pos de frenar un avance de Morales como si de un recién nacido se tratara, pero aún habría (mucho) más. Mérito de incalculable valor cabe conferirle a un Levante UD que, lejos de reclinarse frente a las enormes adversidades, trenzaba una jugada con centro de Morales al corazón del área para que Roger, esta vez sí, sacará a relucir el pedigrí de delantero con olfato que esta temporada le caracteriza. Su prodigiosa anticipación ante Nacho le permitía angular un zurdazo ante el que Courtois nada pudo hacer para igualar la contienda … en el marcador (1-1 min. 60), ya que en el juego nunca lo estuvo.

El cansancio, de forma indefectible, comenzaba a hacer mella dado el esfuerzo granota. Prueba de ello eran las opciones de gol que Vinicius iba acumulando a la contra, aunque siempre bien resueltas por un firme Aitor Fernández. Dado el panorama, iba llegando el momento de que el Madrid recurriera a sus soluciones más habituales. Y a fe que ese instante tendría lugar. Poco importa que fuera de la manera más bochornosa.

Aunque de costumbre sea menester calificar un hecho como el de esta noche en Orriols, la rabia e impotencia que cualquier seguidor granota se habrá visto en la necesidad de sentir no puede dejar a nadie indiferente. El gran partido del cuadro dirigido por Paco López no debería de haber encontrado el contrapunto en la desfachatez con la que el club más pernicioso para cualquier actividad deportiva le hurtó las opciones de puntuar.

Después de una semana en la que han recibido todo el bombo que pretendían en base a su presunto deseo de abandonar las competiciones nacionales de baloncesto producto de una lamentable pataleta, dentro del marco futbolístico encontraron el rédito para llevarse tres puntos que no merecían en base a ningún criterio. Y la infamia se perpetró tras un fallido intento de despeje de Doukouré que provocó un misterioso piscinazo de Casemiro. Tal vez no hubiera mejor forma de perpetrarlo... o quizás eso ya no les importe. El caso es que, esta vez, el VAR - también de manera algo misteriosa- no intervino para que Bale, desde los once metros, materializara el "triunfo" madridista.

Para terminar de aderezarlo,Rochina vio la roja por protestar desde el banquillo. Su baja para Leganés constituye la peor de las noticias de la noche; cierto es que no resulta fácil mantenerse al margen pero, visto lo visto, la única posibilidad de minimizar daños es la de no sufrir consecuencias para los choques venideros, aquellos que sí se podrán decidir atendiendo a cuestiones exclusivamente deportivas.

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