Pese a quien pese, el Levante UD permanecerá en Primera División
Tres derrotas consecutivas con circunstancias arbitrales de lo más determinantes hacen variar el objetivo. Dedicar la salvación a aquellos que han impedido que se mire a Europa, el acicate.
Primero tuvo lugar el terremoto causado por el cambio de acera de Jason Remeseiro para la próxima campaña; poco más tarde la prisión provisional que sufrió Toño García por espacio de tres semanas; para acabar - de momento - con la que probablemente sea la racha más extendida en el tiempo de perjuicios en las decisiones decretadas, tanto por los colegiados como por el VAR, que se recuerda en torno a cualquier conjunto. El Levante UD continúa luchando contra los elementos.
Acostumbrados a las afrentas desde que comenzara 2019
Hay quien pide que se alce la voz... y ciertamente resulta del todo comprensible. Ni dos semanas del nuevo año habían transcurrido cuando los granotas dejaban de sumar en el siempre complicado Wanda Metropolitano únicamente por un penalti señalado a Vukcevic en un lance en el que las directrices reglamentarias indican lo contrario. Después llegó la pena máxima no decretada sobre Morales en un choque frente al Getafe que concluyó con el marcador inicial.
Pero si un encuentro soliviantó en grado máximo los ánimos de la parroquia levantinista, éste no fue otro que el del infame atraco sufrido ante el Real Madrid, incluyendo la mofa de Casemiro y Carvajal en la acción que provocó la grave lesión de Doukouré.
Sólo hubo de pasar una semana para que nos halláramos ante la siguiente injusticia, no siéndole concedido un gol a Coke en Leganés que hubiera supuesto la igualada aduciendo el trencilla una supuesta infracción que Mayoral no cometió. La anulación del golazo de Rochina en el duelo regional frente al Villarreal, pese a que el VAR descubrió un milimétrico fuera de juego en un pasaje anterior, no contribuyó precisamente a que este domingo los ánimos se relajaran.
El recuerdo de un año atrás, el mejor aval
La jornada 27 del curso 2017-18 deparaba un escenario verdaderamente inquietante para la entidad que preside Quico Catalán. La destitución de Muñiz corroboraba el agotamiento de un plantel que, prácticamente, alcanzaba una vuelta entera sin sumar los tres puntos en ninguno de sus enfrentamientos. Con sólo 21 puntos y a tan solo uno de una UD Las Palmas que formaba parte de los puestos de descenso, el cuento de hadas empezó a cobrar vida. Paco López se hizo cargo de la nave granota a falta de once fechas - exactamente las mismas que ahora restan - para, mediante la descollante cifra de 25 puntos de los 33 posibles, aventajar en la friolera de 16 unidades al mejor de los descendidos, el Deportivo de La Coruña, a la conclusión del campeonato.
A pesar de que la situación no reviste parangón alguno en cuanto a lo crítico de la misma, los recientes "acontecimientos" obligan a no bajar la guardia. Con Huesca y Rayo Vallecano prácticamente desahuciados, la distancia de cinco puntos con respecto a un inestable Celta de Vigo, y de cuatro en relación a Valladolid y Villarreal debería de tornarse en suficiente. Los próximos duelos ligueros en Orriols frente a conjuntos relativamente asequibles a domicilio como Éibar, el propio Huesca o Espanyol podrían ser propicios... siempre que esos extraños elementos lo permitan.