El Valencia aplasta al Real Madrid en un episodio más de su racha prodigiosa
Valencia 2 - Real Madrid 1. Los de Marcelino otean las plazas de Champions después de superar ampliamente a un rival venido a menos.
17 choques imbatido. Esa es la cifra - ya récord histórico del club - en torno a la cual el Valencia CF ha edificado una remontada que, pase lo que pase mañana en el duelo entre Sevilla y Alavés, le posibilitará colocarse a un punto de plazas Champions aún con ocho jornadas por delante.
Poco importa el rival cuando el estado de ánimo de un conjunto es tan elevado y tiene tan claros los parámetros de su juego. Ni siquiera reviste mayor relevancia el 67 % de posesión con el que el Real Madrid - ese era en la noche de hoy el oponente- terminó los primeros 45 minutos. Y si, pese a la contundencia del dato, los de Zidane no lograban infligir daño alguno era en gran medida debido a la solidez del cuadro que entrena Marcelino; tal vez el que más cómodo se siente sin la posesión del balón en Europa en estos instantes.
Sólo bajo ese axioma se explica que un flojo lanzamiento de Kroos desde la frontal y detenido sin complicaciones por Neto supusiera todo el bagaje ofensivo madridista dentro de un primer tercio de partido en el que patrimonializaron el control del esférico. El Valencia se limitaba, de forma sencilla, a esperar su momento... y a fe que llegaría.
Con la fase de tanteo ya consumada, hallar el flanco débil del contrario nos colocaba ante el siguiente paso. De todos es sabido que Marcelo no pasa por su mejor momento y Carlos Soler, acompañado por Wass en su carril, se decidió a explotarlo. Primero fueron una sucesión de saques de esquina - en algunos rechaces madridistas se pidió mano - aquello que comenzó a cambiar la dinámica de un encuentro que, por momentos, depararía un embotellamiento madridista cada vez más diáfano.
Tenía que ser después de uno de esos córners y mediante un gran pase del interior valenciano como se decantara la balanza. Guedes giraba el tobillo para que el pase de Soler se convirtiera en asistencia de gol frente a un Keylor Navas que pareció inclinarse por un remate cruzado cuando el portugués utilizó ese gesto técnico para hallar las redes por el angulo corto.
El Real Madrid, atendiendo a su bien ganada definición de equipo endeble y con mandíbula de cristal durante el presente curso, acusaba el golpe hasta llegar al borde del KO. Kondogbia tras otra combinación entre Wass y el propio Soler por un costado derecho que se asemejaba cada vez más a una autopista pudo poner tierra de por medio, al igual que Rodrigo instantes después a través de otro ajustado lanzamiento desde la frontal. De haberse encontrado portería, al menos, en uno de los dos lances tal vez los madridistas ya no hubieran abandonado la lona.
Aún así, el cuadro de Zidane continuaría tras el paso por los vestuario diluyéndose víctima de sus escasos argumentos futbolísticos... y lo que es peor, a expensas de que cualquier contragolpe local sirviera para cerrar el partido. Una vez más Carlos Soler estuvo a punto de lograrlo después de que Parejo y Rodrigo perpetraran una transición defensiva vertiginosa; sólo la rápida salida de Keylor Navas lo impidió.
Después de que Rodrigo no consiguiera sentenciar a falta de media hora en otro intento que pasaría rozando el palo, el Real Madrid intensificaría un dominio que esperaba se tornara en algo más productivo. Ahí era donde el sistema defensivo valencianista debía responder a la perfección como nos tiene ya acostumbrados. Algo que terminaría por ser corroborado, dado que el bagaje que Marcelo en un disparo lejano y Ramos por medio de su cabezazo desviado otorgaban a "todo" un Real Madrid continuaba pudiendo ser catalogado de extremadamente pobre.
Además, la fase en torno a la cual el cuadro madridista articuló su dominio en el segundo tiempo iba a ser mucho más breve. Las contras valencianistas nos posicionaban cada vez más en torno a un escenario en el que el 2-0 se vislumbraba con mayor nitidez frente a una hipotética igualada. Bien pudieron haberlo refrendado Gameiro o, una vez más, el omnipresente Soler de haber acertado a definir en otra conducción de Rodrigo.
Pero si un hombre merecía el honor de figurar como artífice de la sentencia, éste no era otro que el colosal Ezequiel Garay. Su magnífica labor en la retaguardia - hizo que no se notara la baja de última hora de Paulista - encontraba su perfecta recompensaba en un centro de Parejo a balón parado que, tras anticiparse a Casemiro, alojó con su testa en las cercanías de la escuadra izquierda del ex levantinista Keylor Navas. Faltaban tan solo ocho minutos, lo suficiente para que el Real Madrid sí terminara siendo humillado y, finalmente, derrotado por KO; siendo el postrero tanto de Benzema sólo una anécdota y algo obtenido producto de la relajación valencianista. Es su novena derrota liguera de la campaña por las cuatro cosechadas por el Valencia CF … ¿está suficientemente claro cuál es el conjunto superior entre ambos?