Cambio climático y campaña electoral

Lamento si hoy les cuelo en las pantallas de sus teléfonos móviles un tema un tanto ousider, pero es que a mí siempre me ha gustado nadar a contra corriente. Y sí, yo ya sé que acusatio non petita acusatio manifesta. Pero es que manifiesta es la falta de grandes referencias a la lucha contra el cambio climático en la campaña electoral que acabamos de iniciar.

La supervivencia de nuestra especie, al menos de la manera que hemos vivido hasta ahora, está más que puesta en entredicho ante el aumento de las temperaturas globales que desestabilizan el clima.

A más contaminación más fenómenos atmosféricos adversos. O lo que es lo mismo: más y mayores sequías, catástrofes naturales y desaparición de ecosistemas y modos de vida. Imaginen por un momento que en la España vaciada no se pudiera ni trabajar la tierra, además de por los bajos precios, por un calor insoportable y una falta de agua tan triste como injusta. Y eso no hay trasvase que lo arregle.

Hablar de cambio climático y sostenibilidad es una asignatura obligatoria de todos los partidos, y exige sacrificios.

El cambio climático no sólo afecta a los osos polares. Afecta a nuestra economía porque rompe los ciclos de producción. Amenaza a nuestros cultivos. Amenaza a un sur de España cada vez más desértico y amenaza a ecosistemas tan turísticos como l’Albufera de Valencia.

A pesar de ello, poco o nada hablan nuestros políticos y partidos del cambio climático. Al menos en los grandes mítines y en los grandes titulares.

Es nuestro deber como ciudadanos preguntar a nuestros políticos y políticas por esta cuestión. Saber qué van a hacer para mitigar (que no eliminar) el cambio climático debería ser, al menos en mi opinión, una de las directrices que orientasen el voto de la ciudadanía.

Pues al final de la corrida, no hay bandera que sirva frente al desierto.