Hacienda 'machaca' el bolsillo de los agricultores en plena campaña electoral
Los citricultores valencianos han visto cómo se ha elevado el número de inspecciones a sus declaraciones del IRPF por sistema módulos, tras las novedades en fiscalidad agraria.
La Agencia Tributaria está "persiguiendo las declaraciones de Renta" de los agricultores valencianos, especialmente del sector citrícola, según denuncian muchos de ellos. En los últimos meses, los citricultores han visto cómo se ha elevado el número de inspecciones a sus declaraciones del IRPF por sistema módulos o régimen de estimación objetiva, tras las novedades en fiscalidad agraria llevadas a cabo por el Ministerio de Hacienda en 2018.
Aunque Hacienda ha mantenido el régimen de estimación objetiva (o de módulos) de las actividades agrícolas, ganaderas y forestales tras dicha reforma, la intención del ministerio es, según comentan agricultores del sector citrícola valenciano, "que cada vez seamos más los que declaremos nuestra actividad por el régimen de estimación directa".
Para que entiendan la problemática y el porqué del malestar de este colectivo, basta con explicar las dos formas en que un agricultor tiene de declarar su actividad agraria.
En el método de 'estimación directa', el rendimiento neto de la actividad se realiza calculando la diferencia entre los ingresos computables y los gastos deducibles; siendo gastos deducibles las amortizaciones del inmovilizado material.
Por el contrario, en el método de 'estimación objetiva ' o por módulos,-en el que están actualmente el 98% de los agricultores citrícolas valencianos-, el rendimiento neto se calcula según los índices de rendimiento de la propia actividad agrícola, que en el caso de los cítricos es del 26%. Con este método no hay que elevar contabilidad y, por circunstancias climatológicas o de cualquier otra adversidad, el beneficio en los módulos siempre se rebaja.
El límite del volumen de rendimientos íntegros en el método de 'estimación objetiva o módulos' se mantiene en 250.000 euros en este ejercicio 2019 para no ser excluido del régimen especial de módulos en el conjunto de actividades agrícolas, forestales y ganaderas. Lo que sucede es que los rendimientos íntegros del agricultor no pueden ser superiores a esos 250.000 euros que fija la Agencia Tributaria, pero en esa cantidad computa también los ingresos del matrimonio, en caso de que los cónyuges se dediquen los dos a la agricultura.
Y ahí es donde el colectivo se siente más "agobiado y desprotegido por el sistema tributario", según indican, porque al ser éste un sector tradicional y familiar, "en muchas familias el matrimonio se dedica al campo y la economía familiar se ve resentida por los impuestos y obligada a tener tributar el IRPF por el otro sistema, el de estimación directa, mucho más costoso, que sigue reglas similares al Impuesto de Sociedades, y con mayores exigencias contables y con la obligación de presentar facturas siempre de los últimos cuatro años anteriores, que muchos de los agricultores no tienen", indican.
Disparate en plena campaña electoral
Para los agricultores citrícolas valencianos, "esta situación es un auténtico disparate en plena campaña electoral y con la crisis actual que vive el sector". La amarga campaña citrícola de este año ha dejado tras de sí un panorama desolador: mantos de cítricos pudriéndose en el suelo, bajos precios de recolección y un acuerdo comercial de la Unión Europea con Sudáfrica "que no nos ha beneficiado". Todo ello, unido "a este acoso fiscal, un sector como el nuestro en nuestra Comunidad se va a ver mucho más afectado todavía", señalan.
Las organizaciones agrarias informaban recientemente que más del 27 % de la producción no ha encontrado salida comercial, debido a los efectos de las lluvias torrenciales de noviembre y a la reducción de la demanda por la competencia desleal que dicen que se practica con los cítricos procedentes de terceros países, sobre todo de países como Sudáfrica, Egipto o Turquía.
La Comunitat Valenciana cuenta con una superficie de 165.000 hectáreas destinadas al cultivo de cítricos, un total de 65.000 explotaciones, y un gran hándicap: el minifundismo. Los citricultores valencianos entran en competencia con producciones de otras zonas, incluso dentro de España, con explotaciones de mayor dimensión en las que los costes de producción son menores.