El Levante sigue atrapado en el tiempo
Levante UD 2 - RCD Espanyol 2. Tercer partido consecutivo como local con el mismo resultado. La reacción granota, aunque encomiable, no resulta suficiente para aliviar su situación liguera.
De un tiempo a esta parte, los choques que tienen al Levante como protagonista son lo más parecido a una tómbola, repletos de constantes idas y venidas en todos los sentidos. Sin embargo, lo extraño es que casi siempre termine sucediendo lo mismo. La igualada a dos de la matinal de Orriols es la cuarta que registra ese feudo en 2019, y la tercera consecutiva; mientras que desde hace ya más de un mes cualquier confrontación con los de Paco López en liza conlleva un mínimo de cuatro tantos entre sus contendientes. El frenesí se ha instalado definitivamente entre el levantinismo.
A las tablas que nos ocupan se llegó, no obstante, de forma diferente a la de las antecedentes. En esta ocasión, el Levante UD no fue de más a menos, sino que supo rehacerse a la enésima falta de aplicación defensiva de los últimos tiempos. Pese a que el dominio comenzó siendo local, otro error defensivo granota volvió a salir caro. Borja Iglesias culminaba, al filo del cuarto de hora, una rápida transición perica para ajustar su disparo desde la frontal a la base del palo sin que Aitor pudiera hacer nada. La oposición defensiva era nula, algo que no podía perdonar el magnífico delantero gallego.
En cierta medida aturdidos por el golpe, los levantinistas no lograban trenzar acciones de peligro, desaprovechando el inoperante Borja Mayoral las pocas de las que disponían. El Espanyol parecía cómodo sobre el rectángulo, aunque la recurrente locura que acompaña a los partidos del Levante estaba por llegar.
También sobre el cuarto de hora, esta vez de la reanudación, iba a llegar el punto de inflexión para lo que restaba de encuentro. Rubén Vezo se lanzaba para cabecear a la red de Diego López un saque de falta sin aparente peligro pero mal defendido por la zaga catalana. Desafortunadamente, sólo instantes después llegaría lo peor para la endeble zaga granota, aquella que no acertaba a despejar en una jugada de rechaces que posibilitaba a Marc Roca - ya había anotado poco antes del descanso siendo invalidado su gol con justicia por el VAR - fusilar a Aitor para reestablecer con celeridad el triunfo parcial visitante. Daba la sensación, como el pasado domingo en Mestalla, de que la fragilidad del Levante en la parcela de atrás resultaría siempre lapidaria después de igualar cualquier marcador adverso.
Dentro de esa vorágine de acontecimientos ya por entonces irrefrenable, Rubén Rochina soltaba un zapatazo con la zurda marca de la casa para volver a equilibrar el resultado. Lo negativo es que lo consiguió tan solo un minuto antes de realizar una temeraria entrada sobre Borja Iglesias que hizo que el equipo se quedara con uno menos aún con quince minutos por delante. Tiempo suficiente para que pudiera ocurrir de todo. A pesar de la inferioridad numérica, Roger salía al campo para disponer de varias oportunidades, desbaratando Diego López la más clara de ellas. De la misma forma, ¡cómo no!, el Espanyol pudo hacerse con los tres puntos, pero otro recién ingresado como Hernán Pérez se topó con la madera en posición inmejorable.
Cabe reseñar, dentro del infartante contexto que conlleva la actual situación granota, que Paco López volvió a apostar por Toño y Jason en los carriles; algo arriesgado habida cuenta de sus peculiares vicisitudes personales. Y es que el Levante UD hace ya tiempo que pasó a ser "él y sus circunstancias".