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La avenida del Puerto de Valencia o el paradigma del voto segmentado y espejo

Cada tramo de los alrededor de tres kilómetros de esta arteria de la ciudad se halla dominado por los carteles de un partido. Desde el mar, empieza por Compromís y acaba con Ciudadanos

Los carteles del PSOE dominan el tramo entre Serrería y Manuel Candela

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La avenida del Puerto de Valencia, con sus alrededor de tres kilómetros de extensión, constituye una de las vías urbanas más alargadas, populosas y diversas en cuanto a arquitectura y también en lo que se refiere a vecindario. Recorrida desde el centro de la ciudad, con inicio en la plaza de Zaragoza cruce con Alameda, va pasando de una zona más exclusiva (en precio de viviendas) que se sitúa en los aledaños del hotel de 5 estrellas SH Valencia Palace a otra castiza ubicada en la periferia del mercado de Algirós, a una tercera con una elevada población inmigrante en su tramo medio y, finalmente, a la más arraigada de la Valencia marinera y semanasantera.

En esta campaña electoral aflora esa diversidad y, también, la estrategia de segmentación de los partidos buscando aquel nicho de votantes más proclive a inclinarse por su marca o por sus mensajes. Del mismo modo, en los carteles cuelgan aquellos rostros que más simpatía pueden generar o, sobre todo, con quienes en mayor medida puede sentirse identificado el elector. Su ´espejo´. Y no siempre coinciden con la cara del o de la cabeza de lista. Ni tan siquiera de alguien cuyo nombre aparecerá en la papeleta.

Trasladado a la práctica, Compromís ha copado las farolas de la Valencia más marinera y semanasantera, la más autóctona y ´valencianista´, la de las cofradías, la titaina, la más porteña, la que abarca desde el inicio de la avenida saliendo desde JJ Dómine, desde los tinglados del puerto, y que llega hasta Serrería, con el Grao a un lateral, la emblemática iglesia de Santa María y muchos espacios simbólicos de las tradiciones de la ciudad.

El rostro de la candidata a presidir la Generalitat, Mónica Oltra, con su nombre en un formato apenas ilegible y la palabra ´presidenta´ en caracteres mayúsculos, cuelga de las farolas de ambos lados. Se alterna con los carteles del abanderado de su formación al Congreso, Joan Baldoví, en este caso con el rótulo de ´imparables´.

Empiezan las calles con más población inmigrante, sobre todo sudamericana. También africana. Los pisos de alquiler en los que se alternan estudiantes y familias humildes. La Valencia obrera, aquella a la que el PSOE le pide ´Fes que passe´, su lema de campaña que resulta más ambiguo de lo habitual. Puede interpretarse como haz que se cumpla un sueño, una promesa, o, del mismo, como contribuye a que pase de largo tu rival, que pierda las elecciones tu oponente. En cualquier caso, en este tramo de la avenida del Puerto el rostro del presidente Pedro Sánchez se alterna con el del también presidente, aunque autonómico, Ximo Puig. Ambos, sombreados, en blanco y negro, apuntalando sus rasgos.

Llega Manuel Candela, la calle, y, con ella, irrumpe en las farolas el rostro de Alberto Garzón, presentado como ´La teua esquerra´ y ´candidat al Congrés´. Comparten la zona baja del cartel los logos de EU y de Unidas Podemos. Con su chaqueta y su acicalada barba, Garzón transmite más la imagen de un hijo de familia pudiente andaluza trasladado a Madrid para mejorar fortuna y carrera que la de un líder de clase obrera.

En todo caso, su mirada se posa, en la avenida del Puerto, en quienes compran en los supermercados que compiten en precios bajos o en quienes desayunan en alguna de las múltiples cafeterías, muchas de ellas regentadas por ciudadanos asiáticos. Garzón manda. Ni Pablo Iglesias, optante a presidir el Gobierno por Unidas Podemos, ni los neófitos y desconocidos candidatos a la Generalitat (Rubén Martínez Dalmau) y estandarte al Congreso por Valencia (Héctor Illueca), cuyos nombres sí aparecerán en las papeletas de los colegios electorales de la zona. Solamente Alberto Garzón.

Más allá del cruce con Cardenal Benlloch, en el tramo que se aproxima a la céntrica Valencia, aparecen unos carteles oscuros, más bien sombríos, con un rostro femenino de agraciadas facciones meciéndose al viento y un animoso lema ´Vamos´. En las farolas de este tramo despunta Inés Arrimadas, cabeza de lista al Congreso de Cuidadanos por...Barcelona. Nada que ver con Valencia más allá de su popularidad. En cualquier caso, resulta bastante más identificable para el vecindario que la candidata real por la circunscripción, que María Muñoz, posiblemente la antítesis de Arrimadas en cuanto a nivel de conocimiento por parte de la Ciudadanía.

Y la líder de Ciudadanos por Cataluña y portavoz del partido se alterna en las farolas con el prohombre y presidente de la formación, Albert Rivera, candidato a máximo dirigente del Gobierno. El aspirante a presidir la Generalitat, Toni Cantó, no se muestra en la espigada avenida del Puerto. Su partido ha apostado por rostros populares de ámbito nacional. Los valencianos, incluso el del candidato a dirigir el Consell, han quedado solapados.

Termina la avenida del Puerto y el Partido Popular no aparece. Le pasa como al citado Toni Cantó. Aunque no hay que caminar mucho para contemplar los carteles del PP. ¿Dónde? En la paralela y top avenida de Aragón, la del edificio Europa, Mestalla, los bares de copas y los restaurantes de nivel medio-alto. Estos días se encuentra salpimentado con los carteles de la candidata de la formación a presidir la Generalitat, Isabel Bonig, y del presidente nacional, Pablo Casado. Junto a ellos, también rotulado en blanco aunque con fondo azul PP, su lema de campaña ´Valor seguro´.

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