La vena cobarde de Marcelino aparece en el peor momento
Arsenal 3 - Valencia 1. Ni el prometedor inicio con gol de Diakhaby permite al Valencia traerse un buen resultado. Mestalla empujará para que otra noche mágica pueda hacerse realidad.
Cuatro centrales - con Diakhaby incrustado en zona de medios - y dos laterales reconvertidos - Piccini y Gayá - en interiores. De esa guisa y apostando claramente por la contención presentó Marcelino su once en el Emirates. Pese a lo desaconsejable, a priori, de una maniobra destinada al conservadurismo ante un cuadro gunner que si algo ha dejado claro en las últimas semanas de su campeonato es que sufre en grado máximo cuando se le aprieta arriba, el Valencia no mostró esos signos de conformismo en un primer tramo del choque disputado mayoritariamente en parcela local.
Precisamente, en un escenario en el que el dominio debía de corresponder a los londinenses, las jugadas a balón parado cobraban especial relevancia. Así pues, de inmejorable noticia cabría calificar que el Valencia dispusiera de ellas ya en lo inicios. Cerca anduvo Garay de impulsar a gol el golpe franco desviado por Rodrigo hacia el corazón del área pequeña a los siete minutos. Pero fue Diakhaby quien se elevó por encima de todos para hacer el 0-1 en otra acción ensayada tras otro toque del ariete de La Roja en un córner botado por Parejo. El tesoro más preciado en una eliminatoria de estas características, en forma de tanto como visitante, ya era una realidad. Ahora tocaba gestionarlo... o buscar otro.
El Arsenal, algo afectado también por sus tres últimas derrotas en Premier League, salía al campo sin la personalidad que los de Marcelino, al menos en los primeros compases, sí mostraban. Ahora bien, nunca se puede bajar la guardia frente a un equipo poblado de calidad y capacidad resolutiva en sus filas... y nadie mejor que Alexandre Lacazette para ejemplificarlo. Su iniciativa de intervenir para proyectar en profundidad a otro delantero de primera fila como Aubameyang sería la antesala de un 1-1 parcial que él mismo, en combinación con el gabonés, certificaría antes de llegar a los 20 minutos de juego.
De cualquier modo, lo más preocupante para los de Mestalla estaba por llegar. Y así fue, ya que el 2-1 (min. 26) llegaría fruto del dominio de los británicos. Lacazette hacía gala de su vitola de delantero referente del fútbol europeo para desmarcarse y convertir en gol el centro de Xhaka mediante un desmarque y posterior remate de cabeza ambos marca de la casa. Neto no pudo, en esta ocasión, acertar a rechazarlo. El conjunto de Marcelino, por un instante, comenzó a vislumbrar una noche larga; aquella propia de los inexpugnables feudos ingleses de antaño.
No obstante, el ritmo sí descendería en el global de los segundos 45 minutos. Cierto cansancio por el vértigo futbolístico vivido hasta el intermedio invitaba a ambos contendientes a tomarse una tregua. La inquietud, eso sí, continuaba personificada en Lacazette. El ex del Olympique de Lyon volvía a encontrarse en boca de gol para aprovechar otra arrancada de Aubameyang, aunque esta vez sin atinar en su definición. Más clara resultaría aquella de la que el galo gozaría en un balón suelto al borde del área chica y frente al que Neto se vio obligado a realizar una magnífica intervención de reflejos.
Marcelino tardaba en retocar aquello que había, de forma sorprendente, colocado sobre el tapete. Sólo cuando se decidió a ello se logró discutir un dominio del Arsenal cada vez más diáfano. Gameiro, tal vez ingresado tardíamente sobre el césped, dispuso de dos disparos saldados con parada de Cech y cuero excesivamente alto respectivamente. Era necesario amenazar a una zaga muy frágil en los últimos tiempos, algo que se debió de haber intentado desde tiempo atrás y con mayor intensidad.
Pero, por desgracia, el conservadurismo se termina por pagar. Es la conclusión que deja el 3-1 conseguido por Aubameyang ya en el descuento. Lacazette pudo, una vez más, corroborar su hat trick en la misma acción. De una manera u otra tenía que llegar.