Europa y los ayuntamientos importan
Europa, como casi todo, habrá que mejorarla, pero no derribarla. Mucho se habla de votar con el corazón, pero yo diría que hay que votar también con la cabeza
La Comunitat Valenciana vuelve a afrontar un doble proceso electoral tras el vivido el pasado 28 de abril con las elecciones generales y las autonómicas. El escenario político va a quedar completamente definido para los próximos cuatro años, porque según lo que ya hemos visto en las urnas generales españolas y en las autonómicas valencianas nada parece hacer pensar que se pueda dar un escenario de repetición de elecciones. Eso, la estabilidad, es siempre positiva.
Ahora afrontamos un nuevo proceso electoral no menos importante. Las elecciones europeas son decisivas, pues al fin y al cabo la mayoría de nuestra política económica y gran parte de la legislativa en una gran cantidad de cuestiones, nos viene encarrilada desde Bruselas. Tener un Parlamento Europeo europeísta, aunque parezca una redundancia, es hoy más importante que nunca.
El proyecto europeo que tanto nos ha aportado a un país como España está amenazado por los nacionalismos y populismos de diverso signo y entidad. Y sí, Europa, como casi todo, habrá que mejorarla, pero no derribarla. Para ello es importante que el próximo domingo día 26 salgan a votar masivamente por partidos europeístas los ciudadanos que creen que Europa es garantía de igualdad y futuro.
Pero si hay una cita importante de entre todas las citas es la de las elecciones municipales. Sobra decir que el Ayuntamiento es esa primera instancia a la que se dirigen la mayoría de personas cuando tienen un problema, ya sea social, de seguridad, de violencia, de convivencia o de desempleo en el caso de los municipios de menor tamaño en cuanto a población.
Elegir y elegir bien, en consciencia, valorando el trabajo hecho durante cuatro años, es fundamental para tener gobiernos serios y con experiencia. Mucho se habla de votar con el corazón, pero yo diría que hay que votar también con la cabeza. Si hay una opción que nos esperanza mucho, pero acaba de aparecer por inspiración divina a pocas semanas de las elecciones sin haber hecho ni una propuesta durante la legislatura, desconfíe.
La constancia debe ser un valor a tener en cuenta a la hora de elegir a nuestros alcaldes y alcaldesas el próximo 26 de Mayo. No vale –o no debería valer- aquello de llegar y querer besar el santo porque alguien se ha apuntado a la marca de moda. En definitiva, no todo acabó el 28 de abril y nada está escrito.
Para algunas formaciones como el PP el 26M es la reválida del 28A, intentando, a base de su extensa red de candidaturas municipales, sumar más votos que su inmediato competidor: Ciudadanos. No obstante la batalla ya no está en el número de votos total municipal, sino que se va a dar por el control de las grandes ciudades, donde el partido de Rivera ya mira de tú a tú a su hermano mayor popular. Valencia, Alicante, Castellón y Elche van a ser el banco de pruebas para saber si finalmente Ciudadanos se hace con el control de la derecha valenciana.
Por el lado izquierdo la batalla se centra entre PSOE y Compromís, con especial énfasis en la ciudad de Valencia, pues ya se sabe que Compromís en Alicante y Castellón tiene una cantidad de votos considerablemente inferior a los socialistas. Así las cosas, otro partido desdibujado el 28ª, Podemos, lucha por sobrevivir en un panorama donde si no llega a ser por el aporte de votos de IU, podría haber quedado fuera del tablero político si nos fijamos en los resultados de Les Corts Valencianes.
El panorama está abierto, y los bloques no acaban de tener claras las victorias. Estas elecciones se viven en clave interbloques y dentro de los mismos bloques. Quieto todo el mundo, pues no hay nada decidido, que nadie se quede en casa.