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¿Por qué el Valencia va a ser campeón?

Los de Marcelino cuentan con armas suficientes como para desmontar el principal mantra en torno a esta final: el de la condición de favorito por parte del FC Barcelona.

La final se presenta apasionante

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Inmersos en el ejercicio de retrotraernos para echar la vista atrás hacia una previa más lejana de la final de mañana, encontraremos un escenario que nos presentaba al Valencia como víctima propiciatoria de un equipo casi imbatible comandado por Messi. Repasemos las razones por las cuales el escenario ha variado de manera ostensible a poco más 24 horas para que el balón comience a rodar.

La trascendencia del estado de ánimo

Mientras que desde Mestalla, ya con el alivio de la clasificación para la Champions debajo del brazo, únicamente se lanzan mensajes positivos y de ilusión; algo parece haberse resquebrajado en lo que a la mentalidad blaugrana se refiere. El batacazo de Liverpool, ya no sólo continúa presente en las cabezas, sino que provoca una cada vez más extendida impresión de que, ocurra lo que ocurra mañana, el curso habrá resultado insatisfactorio para unos Messi y compañía obsesionados con levantar la que hubiera sido la sexta Champions en la historia de la entidad. La Copa, como premio de consolación, ni tan siquiera se piensa que pudiera contribuir a cicatrizar las heridas.

Apostar por la estabilidad termina dando frutos

Después de concluir la primera vuelta en undécima posición y a 10 puntos de los puestos que dan acceso a la Liga de Campeones, los responsables del club, con Mateo Alemany al frente, optaron por otorgar la confianza a Marcelino a la hora de intentar enderezar el rumbo. Pues bien, todo ello contrasta con la situación de nervios vivida en Can Barça desde su hecatombe europea; donde incluso el trabajo de un impoluto en las competiciones nacionales Ernesto Valverde comienza a estar cuestionado desde algunos sectores del entorno culé. El aluvión de rumores acerca de las posibilidades en relación a su futuro propio o al de otros integrantes de la plantilla no constituye, a buen seguro, el mejor modo posible para encarar con garantía el partido que decide un título como el de la Copa del Rey.

El hambre será valencianista

Aunque no resulta sencillo disociarlo de los apartados anteriores, es éste otro factor muy a tener en cuenta. Los blaugrana vivirán su sexta final consecutiva en lo que podría desembocar en su quinto entorchado también sin solución de continuidad. Algunos de sus jugadores - Messi con total seguridad así será- se mostrarán capaces de mantener un ansía competitiva para la que otros, ya a estas alturas, no dan la sensación de estar preparados.

Por contra, el Valencia se presenta en el Benito Villamarín como la antítesis de todo ello. Los once años sin disputar una final deben de revelarse como una razón de peso para que los de Marcelino se lleven el gato al agua en cada cuero dividido, al margen de hacerlo en todo aquello que a la lucha e intensidad atañe.

El oponente más incomodo para el Barça

En ello se ha erigido precisamente el Valencia CF durante las últimas campañas. Sendos empates en los dos precedentes ligueros de la presente temporada lo pueden corroborar, y más aún teniendo en cuenta que sólo Messi a través de sus genialidades logró batir el marco de Neto en las sendas confrontaciones. Una gran mayoría de choques equilibrados, saldados con empate o victoria blaugrana en el instante definitivo, han venido deparando ambos conjuntos en los tiempos precedentes.

Por si fuera poco, la baja de Luis Suárez supone otro enorme alivio para la zaga valencianista. El charrúa fue quien desequilibró el último envite de claro signo culé entre los dos contendientes: el de la semifinal copera de la pasada edición.