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El silencio de Bonig y la traición de un candidato a la presidencia del PP

Isabel Bonig espera a que baje el suflé para reunir al comité ejecutivo y a la junta directiva del PP. Las provinciales ya han hecho un análisis crítico de los ocurrido el domingo.

Elena Bastidas e Isabel Bonig, el jueves en rueda de prensa en les Corts

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El Partido Popular de Isabel Bonig sigue sin convocar a la dirección regional para analizar los resultados electorales del domingo. La lideresa ha dado un portazo en la sede del partido y se ha recluido en el parlamento autonómico donde este jueves participó en la reunión de la Junta de Portavoces. Una estrategia de dilación para que los ánimos se enfríen en una organización muy dividida. De paso Bonig y su equipo gana tiempo para buscar consensos con los referentes de Casado como son Vicente Betoret o Belén Hoyo.

La cronología de hechos tras el 26-M resulta muy reveladora. El lunes Bonig fue a Madrid a la reunión de la dirección nacional con Pablo Casado. No habló en la ejecutiva, sí en la comida en la que también participaron el resto de barones territoriales. Bonig trataría, según distintas fuentes, de acentuar la relación con Feijóo y Moreno.

En Valencia, ese lunes por la mañana, la encargada de dar una explicación del 26-M fue la vicesecretaria Elena Bastidas, y no la número dos Eva Ortiz. Por la tarde, María José Catalá, convocaba a la gestora del partido en la ciudad de Valencia.

El miércoles era el presidente de la gestora provincial Juan Ramón Adsuara quien citaba a sus compañeros y daba explicaciones ante la presa. El alcalde de Alfafar, uno de los pocos triunfadores de los populares, adelantaba implícitamente que se presentará para presidir el congreso provincial todavía sin fecha.

La noche de ese mismo día un destacado grupo de militantes analizaba en un conocido restaurante la situación del partido. Entre ellos, Juan Vicente Pérez Aras diputado nacional en la última legislatura y una de la víctimas en la renovada lista al Congreso. El ya ex parlamentario traicionó a sus compañeros de ágape, en palabras de una de los asistentes, ya que horas después el de Benissanó hacía pública su intención de presidir el PP en la provincia de Valencia. Una salida en falso cuando aún no se ha convocado la cita electoral interno y, sobre todo, no se han elegido quiénes serán los diputados provinciales, un buen termómetro para comprobar quiénes mandan realmente en el partido, añadía la misma fuente.

Al margen de la aspiración del outsider Pérez Aras, la batalla por presidencia de Valencia empieza a despejarse tras el paso adelante del responsable de la gestora. Adsuara, único alcalde del PP en un municipio de más de 20.000 en la provincia de Valencia, es poco clasificable en el terreno orgánico al haber centrado su gestión en el ámbito de su municipio.

El resultado electoral en Castellón, con la pérdida de la diputación, por tan solo 300 votos en el partido judicial de Lucena, ha generado malestar pero no son previsibles cambios en la dirección de Miguel Barrachina, que queda debilitado, al contrario de José Ciscar en Alicante. El PP ha ampliado el número de gobiernos municipales, si bien parte del éxito está pendiente de los pactos con Ciudadanos para mantener la alcaldía en la capital y la diputación.