El primer periódico en castellano se publicó en Valencia
A finales del siglo XV, Valencia era el centro cultural, político y económico de Europa Occidental. Ello suponía asentar el flujo regular de noticias desde Roma, la capital de todo el cristianismo, hasta la capital del reino, a orillas del Turia. Y para lograrlo, nada mejor que un periódico: la Gaceta de Roma, primer periódico en castellano del mundo.
En 1416 ascendía al trono Alfonso el Magnánimo, el monarca que llevó a su cénit el reino de Valencia. El poder político, económico, religioso, cultural y naval de las tres provincias que hoy componen la Comunidad Valenciana lideraba el Mediterráneo Occidental con la única amenaza de Francia. En este contexto, la información y sus medios para darla a conocer constituían un eje fundamental de la acción social y de gobierno. Por eso, no es de extrañar que el primer periódico impreso en castellano apareciese en Valencia en 1916.
Este año ocurrieron otras muchas efemérides interesantes para la historia local de la capital del Turia, como la orden de Alfonso para que se tallara la imagen de la Virgen. El rey, por privilegio firmado el 5 de octubre de 1416, concedió permiso a la Cofradía de la Virgen para esculpir y poseer una imagen de la Virgen María de plata sobredorada o de madera, según las posibilidades que tuvieran en el momento de llevarla a cabo. Una orden que se apoyaba en la iniciativa del papa Benedicto XIII, el papa Luna, y el rey Fernando de Antequera dos años antes con la creación de la Cofradía.
Pero la que ahora nos ocupa es la divulgación de la Gaceta de Roma, que era el periódico impreso en Valencia, en castellano, antes que en ningún otro rincón de España. E insistimos en este hecho porque hasta hace bien poco se estudiaba en las facultades de Comunicación que ese privilegio recaía en Madrid, como no, y en la primigenia Gaceta Nueva. Sin embargo, como demostró en 2011 Carmen Espejo, el honor corresponde a Valencia, gracias al impresor Felipe Mey.
El nombre de la publicación fue elegido por Mey. Ésta recogía todo tipo de noticias ocurridas a lo largo y ancho de Europa, con especial incidencia en Roma y Francia. Roma constituía un espacio de lucha permanente por el poder entre las potencias occidentales, que en ese momento eran el Reino de Valencia (buque insignia de la Corona de Aragón) y Francia. Las rutas marítimas con el puerto de Valencia adquirieron tal importancia que permitían una fluidez inusual de la información.
El contenido era variado, como hemos comentado, entre el cual tenía un peso importante todo lo social, amén de las victorias de tipo bélico, muy frecuentes para el lado valenciano. Milagros, bodas y nombramientos, como hoy día, constituían la sección más leída del periódico. Al igual que ocurría con los sucesos, que parece soportar con notable robustez el paso del tiempo. Carmen Espejo pone como ejemplo de este tipo de información más local y más morbosa los hechos acaecidos en uno de sus primeros números se describía cómo un francés mató a su mujer y a sus cuatro hijos en Guadassuar.
Así pues, el mundo del periodismo debe su nacimiento en lengua castellana a la voluntad de un valenciano por publicar en la capital del reino. Lo que resulta curioso es la elección del idioma, puesto que el valenciano irrumpía con fuerza desbordante en el panorama cultural europeo. Ausias March, Jaume Roig, Joanot Martorell, Sor Isabel de Villena son solo algunos nombres que definen la época de esplendor de un idioma muy superior al casi inexistente catalán. Quizás la respuesta a este enigmático uso del castellano esté en el plan de los Templarios y de la Corona de Aragón para conseguir una unidad territorial de toda la península uniéndose a la Corona de Castilla. Un plan que vería la luz años más tarde con la sobrina de la reina María de Castilla, esposa de Alfonso el Magnánimo: Isabel la Católica.
Pero eso es tema para otra historia… ¿no creen?
Vicente Javier Más Torrecillas. Académico de la Real Academia de Cultura Valenciana. Doctor en Historia Contemporánea.