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El nuevo mandato de Puig arranca con bronca y lucha por el poder

La investidura del socialista Ximo Puig no está asegurada en el pleno de esta mañana. La bronca entre Podemos y Compromís se antoja el presagio de un mandato convulso.

Puig, Martínez Dalmau (Podemos) y Mónica Oltra (Compromís)

Publicado por
A.E.

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El denominado Botànic II, el gobierno integrado por PSPV, Compromís y Unidas Podemos, arranca ofreciendo un espectáculo político poco edificante. Las negociaciones descarrilaron. La formación morada rompió la baraja y abandonó la mesa. Con todo, nadie duda de que habrá acuerdo y Ximo Puig será investido de nuevo presidente de la Generalitat. Está por ver si es en la sesión de este miércoles en Les Corts o si hay que ir a otra jornada mañana o viernes.

La falta de acuerdo en el reparto de poder, en el quién gestionará las diferentes áreas en el Ejecutivo, deja de entrada tocado al reeditado pacto de izquierda que ha evidenciado tras ocho jornadas de negociaciones que nadie se fía de nadie. El programa de gobierno se cerró el lunes sin problemas. La incorporación de UP (Podemos y Esquerra Unida) al futuro Consell con una o dos carteras ha modificado el equilibrio que llegaron socialistas y Compromís en 2015. Los podemistas han exigido gestionar cambio climático , el eje principal del nuevo Botànic II. La negativa de Compromís hizo que la negociación tuviera que suspenderse. Las conversaciones se mantuvieron no obstante por teléfono . La escenificación ha fallado. No hubo firma del acuerdo como estaba previsto en una sala en Alicante.

Podemos, liderados por Rubén Martínez Dalmau, también desea contar con una de las dos vicepresidencia en el gobierno de Puig. Los socialistas y sobre todo la actual vicepresidenta en funciones, Mónica Oltra, rechaza de plano compartir protagonismo.

Los discursos en el pleno de investidura de esta mañana van a quedar condicionados en parte a la decisión Podemos que anoche emitió un comunicado indicando que no podía asegurar sus necesarios ocho votos para apoyar a Puig como presidente.



Aunque la bronca está siendo entre Compromís y Podemos, los socialistas son conscientes de que la imagen del presidente queda dañada con un arranque de legislatura en la que, contrariamente a lo que se ha anunciado reiteradamente, la discusión no ha estado en el cómo (el programa para "rescatar personas") sino en el quién (los cargos políticos que las llevarán a cabo).