Pasar de curso con asignaturas pendientes
La pasada legislatura nos dejó “perlas” de maltrato institucionalizado como el incremento de subvenciones al tiro y arrastre y el apoyo constante a la actividad taurina
Estas últimas semanas la prensa prácticamente habla solo de pactos, líneas rojas, vetos y exigencias para permitir que se configuren los correspondientes gobiernos locales, autonómicos y el estatal.
Desgraciadamente, la protección de los animales no es considerada un asunto relevante para quienes deben poner en marcha políticas que nos permitan avanzar como sociedad, progreso supeditado al trato que damos a los animales.
Esta indiferencia del sector político tiene lugar pese a que una parte creciente de la sociedad se opone abiertamente al maltrato animal. Sólo es necesario adentrarse en las redes sociales para constatar que son una prueba de ello, como también lo son la visibilización de este tipo de noticias en los medios de comunicación, debido a la gran indignación social que generan, o las múltiples protestas que tienen lugar casi cada fin de semana en algún municipio de nuestra geografía para pedir acabar con el daño que de forma voluntaria y consciente producimos a los animales. Por no mencionar un dato cuantificable: el continuo incremento de votos al Partido Animalista.
Y este desprecio se da pese a que son cada vez más los animales incluidos en nuestro círculo de consideración moral. Una muestra de ello es que el 40% de los hogares de nuestro país convivimos con algún animal no humano, según la Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía y ya el 7,8% de la población mayor de edad, según la consultora Lantern, preferimos dietas basadas en productos de origen vegetal.
En la Comunitat Valenciana, con el adelanto electoral, el acuerdo de gobierno ya se ha alcanzado. Se renueva el “Pacte del Botànic”.
Entre las medidas incluidas en el pacto se encuentra la “Aprobación de la Ley de Bienestar Animal, que tendrá que abordar objetivos como el sacrificio cero, el bienestar en granjas cría y en las protectoras de animales”.
Por una parte, me sorprende gratamente que haya un punto referido a animales, pero la verdad es que no entiendo muy bien a qué se refiere este texto, tal como está redactado, y me temo que esta falta de cuidado en la definición puede ser un indicador de que nos enfrentamos a una medida más estética que basada en principios.
La prueba es que durante la pasada legislatura, con los mismos partidos sumando mayorías, ya se sometió a exposición pública un anteproyecto de ley de “protección animal” que contó con numerosas alegaciones.
No era de esperar menos cuando se hablaba de sacrificio cero previa prórroga de dos años para realizar un exterminio masivo de animales abandonados, se excluían de la protección a los perros que utilizan los cazadores y no había dotación presupuestaria para hacer cumplir la ley, por destacar sólo algunos aspectos.
Además, la pasada legislatura nos dejó “perlas” de maltrato institucionalizado como el incremento de subvenciones al tiro y arrastre, la modificación de la ley de caza para facilitar, todavía más, la masacre de animales en nuestros montes, y el apoyo constante a la actividad taurina.
Así que esperemos que este nuevo-anterior gobierno se ponga las pilas y comience a trabajar, de verdad, por los animales de la Comunitat Valenciana, una de las autonomías donde más animales son maltratados y ejecutados de forma legal cada año.
A diferencia de lo que ocurre en educación, en política se acaba un ciclo y de inmediato, tras las elecciones, comienza otro, sin vacaciones escolares. Lo que sí tienen en común es que se puede pasar de curso con asignaturas pendientes.
En este caso, la protección y respeto hacia los animales es uno de los grandes suspensos del “Pacto del Botánico”. Esperemos que en esta legislatura no se repita la absoluta indiferencia que han soportado los animales y quienes nos preocupamos por ellos y podamos, por fin, vivir en una Comunitat donde se apruebe en empatía y progreso.
*Coordinadora provincia de Valencia de PACMA.