Congresos del PPCV: Mazón, bendecido; Adsuara, pierde crédito y Bonig, en espera

Isabel Bonig tuvo que intervenir para cortar los movimientos en contra de que el ex presidente de la Generalitat Alberto Fabra revalidara su escaño como senador territorial. Si la elección llega a producirse semanas más tarde el resultado hubiera podido ser distinto. Tanto es así que hay quien piensa que la plaza la habría cogido encantada la propia lideresa para huir del parlamento valenciano pero sobre todo de su partido; de lo que está viniendo y de lo que está por venir.

Comentarios más o menos malévolos, los acontecimientos no están jugando a favor de Bonig, que acaba de perder el control del partido en Alicante con la dimisión de José Císcar, y el de su grupo en la Diputación de Valencia. Nada menos que la vicesecretaria de organización ha sido descabalgada. Mari Carmen Contelles pidió ayuda a Bonig, pero ésta comprobó que su capacidad de persuasión ante los concejales, al menos del Camp de Túria, es muy limitada.

La derrota es especialmente dura. Han sido los ediles de una comarca, la suya, los que han dicho 'no' a su propia presidenta y número tres del PPCV y por extensión a la propia Bonig.

Cuando se aplica la democracia interna el resultado no suele coincidir con las aspiraciones del aparato. La gestora provincial que dirige el alcalde de Alfafar, José Ramón Adsuara, fiel a Bonig, intentó evitar una sublevación de los cargos públicos. Por ello, acordó que los aspirantes a diputados provinciales debían de hacerse con los avales de los concejales. Un proceso participativo a modo de mini congresos, que ha tenido varias consecuencias. El propio Adsuara ha quedado debilitado y, en parte, desautorizado por las bases y por la propia Bonig, quien ha lamentado no se haya elegido a ninguna mujer entre los ochos diputados. La imagen del fracaso del proceso se visualizó en el partido judicial de Sagunto con concejales frente a frente, divididos en dos bandos, para elegir entre dos compañeros. No faltaron insultos y amenazas.

Bonig ha comprobado en los últimos diez días que el mandato va a ser muy complejo en la organización. Está en duda incluso que tenga el control en Castellón, su provincia. La casadista Begoña Carrasco, tras obtener un resultado decoroso en la municipales, suena para sustituir a Miguel Barrachina, un diputado de trayectoria. Ambos forman parte de la dirección nacional, uno en la ejecutiva y el otro en la junta directiva.

Como si el tiempo pudiera jugar a su favor, la presidenta rechaza de plano la celebración de congresos regionales extraordinarios y mantiene la fecha de 2021. Hablar de agenda de futuro se antoja una apuesta de riesgo cuando empieza a revolotear la posibilidad de repetición de elecciones si fracasa la investidura de Pedro Sánchez.

La dirección nacional de Casado tenía muy claro antes de elecciones que el presente del PP en Alicante lo va a liderar Carlos Mazón. El futuro presidente de la Diputación, tras su pacto con Ciudadanos, es el elegido a liderar el partido y no parece que haya razones para alargar su elección tras la marcha de Ciscar. El diputado autonómico y director del Instituto de la Juventud en la etapa de mayor gloria de los populares en la Comunidad ha conseguido un llamativo consenso a la decisión acordada en Madrid.

Mientras en Alicante las previsiones se están cumpliendo, en Valencia todo va más acelerado de lo deseado. El secretario general del PP, Teodoro García Egea, empieza a considerar que Adsuara no es la persona idónea para dirigir el partido convulso. La opción del ex presidente provincial Vicente Betoret obligaría al PP a mojarse. Los estatutos no permiten compatibilizar el cargo orgánico con el de diputado nacional. Si Madrid recurre a aplicar la "excepción" a la norma, el mensaje de salida para Bonig sería inequívoco, sin esperar al congreso regional.