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Liderazgo transformador en el siglo XXI

El mundo digital con todas sus posibilidades de comunicación tiene un papel importante. A menudo es el modo de juzgarnos, pero nunca va a poder sustituir el poder de las relaciones humanas

Liderazgo transformador en el siglo XXI

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Este fue el título de la conferencia que el paso día 26 de junio desarrolló Isabel Tocino, como clausura de la IV Edición del Foro Marca Personal.

La excelencia, como concepto y objetivo, fue el principio que ha regido en este curso que inició el Foro en el pasado mes de noviembre con Isabel Bonilla y posteriormente con Marisa Hernández. Han sido pues, tres grandes aportaciones profesionales y personales, que nos han dejado unas grandes y profundas reflexiones. Gran impulso para preparar el nuevo curso.

Quiero destacar lo que para mi supuso compartir unas horas con una mujer de la entidad e integridad de Isabel Tocino, porque creo que suma los valores de excelencia: la humildad, el trabajo, la formación, la escucha y el pragmatismo que le han hecho destacar tanto en el ámbito público como en el privado, siendo en este momento vicepresidenta del Banco Santander.

Las relaciones humanas, la importancia de la formación, el valor de la persona, el camino recto, la libertad en la educación, la autenticidad de la persona, …fueron algunos de los aspectos que destacó la ponente, y que nos sirvieron de pauta para el coloquio posterior que desarrollamos entre los asistentes.

Si bien quedó patente que en este momento de guerra de talentos, donde el parecer quiere imponerse al ser y a veces lo consigue, hace falta mucha “Marca Personal”. Es evidente que en la construcción de la misma, el mundo digital con todas sus posibilidades de comunicación tiene un papel importante. A menudo es el modo de juzgarnos, pero nunca va a poder sustituir el poder de las relaciones humanas. De ahí que en el ámbito profesional “los recursos humanos van a ser claves en este siglo”.

Las mujeres tenemos también un papel importante, si nos comportamos como tales, especialmente aplicando el valor genético, que hemos desarrollado desde nuestra propia existencia, como lo es: la “inteligencia emocional”. Debemos ser capaces de entender que transformar pasa por formarse, no conformarse, auditarse, actualizarse y responsabilizarse. Así seremos cada vez más libres, porque los líderes son las personas que lo saben ser, practican la humildad y reconocen los errores.

El siglo XXI, podríamos definirlo como el de “la economía de la reputación”, en el que sólo las personas responsables, serán personas excelentes, y conseguirán el Liderazgo en sus ámbitos. Si conseguimos pues, que esta sea nuestra hoja de ruta, seremos más humanos, más persona y más felices. “Si centramos la transformación en las ideas y conseguimos que estas sean las mejores, nos subiremos al tren del siglo XXI”, concluyó.